El G-20 exige avances en la unión bancaria para desatascar el crédito
De Guindos anticipa que las previsiones que aportará el Gobierno el día 26 serán «conservadoras» para ganar credibilidad.
BRUSELAS. Actualizado: GuardarEl G-20 renovó ayer la presión sobre la zona euro para que enderece su rumbo y contribuya al crecimiento a escala global. Los ministros de Finanzas de las mayores potencias del planeta reclamaron al club de la moneda única que avance con «urgencia» en la puesta en marcha de la unión bancaria. Tras constatar que Europa se ha quedado más que rezagada en la reactivación de la actividad, el bloque internacional insistió en que la integración del sector financiero resulta fundamental para que el crédito vuelva a fluir con normalidad. Los socios europeos tienen previsto que el nuevo supervisor único de la banca entre en servicio en marzo de 2014, pero queda trabajo por hacer.
Los titulares de Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales del G-20 retomaron sus reuniones periódicas en Washington. Aprovechando que en la capital norteamericana se celebra la cumbre de primavera del FMI, los responsables de las principales potencias organizaron un encuentro paralelo para analizar los retos de la economía internacional. Aunque las tensiones en los mercados se han rebajado notablemente desde principios de año, la recesión en la zona euro volvió a acaparar buena parte de la agenda de la cita. Los mandatarios lamentaron que la recuperación «siga sin materializarse» en el corazón de Europa y exigieron «más acciones» para lograr un crecimiento «fuerte».
El G-20, que se comprometió a no manipular las divisas para ganar competitividad, señaló el camino que deberían seguir los 17 países de la moneda común. Según la declaración difundida tras el encuentro, la zona euro necesita «reforzar» sus cimientos con la entrada en funcionamiento de la unión bancaria. El grupo de las economías más poderosas subrayó que el supervisor único ayudará a acabar con la «fragmentación financiera», la muralla de desconfianza que frena el crédito entre bancos de distintos socios. España se queja desde hace semanas de esta situación porque afecta directamente a las pymes, que se ven obligadas a pagar intereses muchos más altos que las firmas germanas.
La zona euro logró un acuerdo histórico el pasado diciembre al sentar las bases de la unión bancaria, un salto adelante en la integración que disipó cualquier duda sobre la supervivencia del euro. El proyecto está compuesto por diversos pilares que avanzan a distinto ritmo. El más adelantado es el supervisor único, una figura que supone extender los poderes del BCE para que vigile los principales bancos del continente. El inicio de su actividad está previsto el año próximo, pero todavía tienen que pactarse cuestiones complementarias como la recapitalización directa de la banca a través del fondo de rescate. Los socios también tienen por delante las complicadas negociaciones para crear una autoridad común dedicada a la liquidación de los bancos inviables.
Sprint final con el déficit
El ministro de Economía, Luis De Guindos, coincidió con la línea marcada por el G-20. Al término del encuentro en Washington, resaltó que el desarrollo de la unión bancaria es «la decisión más importante» que debe tomar la UE en los próximos meses. De Guindos también se refirió a la previsiones asociadas al plan de reformas que presentará el Gobierno el próximo viernes. El Ejecutivo retocará las proyecciones de crecimiento, criticadas por su optimismo, y apostará por unas cifras «conservadoras» que contribuyan a generar «credibilidad». El FMI ha empeorado esta semana los pronósticos de la economía española al estimar que el PIB caerá un 1,6% este año antes de la recuperación en 2014. España iniciará el lunes el sprint final para intentar lograr la relajación del déficit. Eurostat dará el pistoletazo de salida con la validación del desfase del año pasado. Aunque no se esperan sorpresas, la oficina estadística debe corroborar que la cifra definitiva es el 7% calculado por el Gobierno. A partir de ahí, el Ejecutivo tiene que enviar a la Comisión el plan de reformas que presentará el viernes. Bruselas, que difundirá sus previsiones económicas a primeros de mayo, desvelará su veredicto a finales de mes. En su decisión pesarán las medidas aprobadas por Rajoy y las proyecciones sobre la evolución de la actividad.