La caótica elección del jefe de Estado termina de romper la izquierda italiana
Las dos primeras votaciones no dan la mayoría al candidato pactado por Berlusconi y Bersani, desobedecido por gran parte del PD
ROMA.Actualizado:El Parlamento italiano, las dos cámaras unidas más representantes regionales, 1007 personas apretujadas en el hemiciclo, y encima el más pequeño de los dos, celebró ayer el plúmbeo ritual de elegir presidente de la República. Giorgio Napolitano, de 87 años, ha cumplido sus siete años de mandato y es un trámite esencial en este momento de formidable empanada política para desbloquear, al menos, algún mecanismo tras 52 días sin gobierno después de las elecciones. No se consigue formar uno, pero tampoco se puede volver a las urnas porque la ley prohíbe al jefe de Estado convocar los comicios en sus últimos seis meses en el cargo. Así que al menos poniendo otro se abre esa posibilidad.
El problema es que hasta pactar un nombre se ha convertido en otro embrollo y se ha mezclado como moneda de cambio en las negociaciones de un Ejecutivo. En medio de grandes divisiones internas, propiciadas por el voto secreto, que en Italia siempre es fuente de sorpresas, ayer no salió elegido nadie en las dos primeras votaciones, de cuatro horas cada una. Exigían mayoría de dos tercios, como la tercera de hoy, pero la cuarta de esta tarde ya solo requerirá mayoría absoluta. Sin embargo la noticia de ayer era lo que significa la falta de un resultado: la derrota en toda regla de Pierluigi Bersani, líder del Partido Demócrata (PD) de centroizquierda. El PD, se puede decir sin rodeos, está al borde de la implosión y trabaja incansablemente en su suicidio político.
Para explicar cómo ha llegado a esto el partido que, en teoría, ganó las elecciones hay que recapitular estos últimos dos meses tan complejos. Bersani ya casi es una figura trágica y ha cargado con la peor parte en el atasco de la política italiana. Ganó las elecciones de milagro con un resultado nefasto, ante el increíble auge del movimiento de protesta Cinco Estrellas (M5S) de Beppe Grillo que le robó muchos votos, y se encontró sin mayoría en el Senado. Le era imposible formar un Gobierno solo, pero ninguna solución era fácil: o pactar con el odiado enemigo Silvio Berlusconi, superviviente una vez más a su declive, o con Grillo, que exige una limpieza radical del sistema y cuyo objetivo declarado es, precisamente, destruir a la vieja clase política de la que Bersani forma parte. En resumen, el PD debía aclararse con lo que quiere realmente en esta vida, definir su identidad, algo que siempre desata el pánico en sus filas, pues es una sufrida fusión de varias almas y decenas de corrientes. Principalmente dos, el viejo partido comunista y un centroizquierda reformista moderado.
Al principio el PD hizo guiños a Grillo, pero éste se negaba a pactar nada y no garantizó ningún apoyo, solo el voto puntual a medidas de su programa. Poco a poco, para desesperación de la base del PD, Bersani se fue acercando a Berlusconi. Al menos para ponerse de acuerdo en el nuevo presidente de la República, figura que tradicionalmente es de gran consenso. Pero los nombres aceptables para 'Il Cavaliere' eran indigestos a gran parte de la izquierda. Al final, la noche del miércoles ambos pactaron apostar por Franco Marini, exdemocristiano de 80 años reciclado en el centroizquierda. Pero la asamblea del PD para ratificarlo fue dramática, con cientos de militantes del partido a las puertas llamándoles «traidores». Ayer otro grupo quemó ante el Parlamento sus carnés del partido. Además de que cualquier cosa que le interese a Berlusconi es vista como el diablo, pues su prioridad siempre es arreglar lo suyo y evitar sus procesos, Marini es visto como un vejestorio en un momento en que la calle pide señales claras de cambio y una renovación de la clase dirigente. En una asamblea volcánica la opción de Marini fue apoyada solo por 222 votos, con abultadas abstenciones y ausencias: menos de la mitad de los 495 escaños del PD en la elección del jefe de Estado. De este modo Bersani fue ayer a la votación derecho al matadero.
Acercamiento a Grillo
Marini logró 521 papeletas en la primera votación, muy lejos de los 672 votos exigidos y aún más de los 751 que, con los números en la mano, debían sumar el bloque de Berlusconi y el PD. Hubo rebelión de unos 230 parlamentarios, aunque una parte también podían ser de la derecha. Bersani, que un último harakiri de imagen fue fotografiado dándose abrazos con Angelino Alfano, el delfín de Berlusconi, podía darse por apuñalado y desautorizado. La ruptura en el PD comienza con su aliado de extrema izquierda, SEL, y se extiende a nivel interno a unos 51 seguidores de Matteo Renzi, el alcalde de Florencia que se enfrentó a Bersani en las primarias y ahora pide paso en vista de una posible repetición de las elecciones. Pero es un cabreo general: tanto el alma centrista del partido, que apoya a Renzi, como la izquierda más ortodoxa, que le detesta, están de acuerdo en rechazar a Marini. Solo es la apuesta de Bersani en sus negociaciones con Berlusconi. Tras el fracaso del primer escrutinio, el PD anunció que en el segundo la consigna oficial era votar en blanco, y lo mismo hizo el PDL de Berlusconi. Fue una táctica para ganar tiempo y seguir negociando. Así que la votación de la tarde fue un trámite aburridísimo, y se puede repetir probablemente en la tercera de hoy por la mañana.
Para rematar el drama perfecto del PD, Grillo por fin había dado síntomas de buscar un entendimiento proponiendo un candidato perfectamente aceptable para ellos, el respetado jurista de izquierdas Stefano Rodotà. De ese modo Grillo dejó aún más en evidencia la escasa voluntad de cambio del PD, pero es que Bersani no se fía de él. Sin embargo Rodotà obtuvo ayer 77 votos más que no eran de Grillo. Una buena parte del PD quiere acercarse al M5S. «Nadie le ha explicado a Bersani que Italia ha cambiado, que no quiere más acuerdos bajo cuerda con el 'psicoenano' (Berlusconi). La guerra ha terminado, rendíos», proclamó Grillo en su blog, mientras pasaba el día navegando en su velero. Anoche Bersani anunció que daba a Marini por quemado y una asamblea del PD decidirá hoy quién es su nuevo candidato. Se barajan los nombres de Romano Prodi, que Grillo podría apoyar, y la senadora del PD Anna Finocchiaro. Así que hoy suicidio de la izquierda, segundo acto. Intriga total sobre el nuevo presidente de la República. Gobierno cada vez más imposible. Elecciones en el horizonte de resultado imprevisible y, tal vez, aún caótico. La prima de riesgo, misteriosamente, está muy tranquila.