Tensa calma en Venezuela en vísperas de la investidura del presidente Maduro
El cruce de acusaciones entre el candidato electo y Capriles se rebaja a medida que el Gobierno obtiene el reconocimiento internacional
LA HABANA.Actualizado:Un concierto por la paz y la victoria popular suena desde las diez de la mañana del miércoles en una plaza de Caracas confirmando el regreso paulatino de la calma. A ella contribuye el reconocimiento del Gobierno de Nicolás Maduro por parte de la comunidad internacional. Un apoyo inmediato, en el caso de los países amigos. Y con diferentes grados en otros lugares. España «respeta» la proclamación mientras que Francia, más reticente, «toma nota» e insta «al diálogo y al respeto del orden institucional». En Estados Unidos se insiste en un recuento total de votos. Mientras, el nuevo Ejecutivo y sus adversarios continúan la guerra de acusaciones y descalificaciones mutuas.
Se prevé que la normalidad impere mañana, cuando Maduro sea investido como presidente de Venezuela en la Asamblea Nacional ante la presencia de al menos 15 dignatarios, entre ellos Cristina Fernández (Argentina), José Mujica (Uruguay), Evo Morales (Bolivia) y Serguéi Narishkin, presidente de la Duma (Cámara Baja) de Rusia.
España ha descartado tanto la presencia del Príncipe de Asturias como la del ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, que el viernes emprende su primera gira por Oriente Próximo. En cualquier caso, se enviará una representación aunque de menor nivel. Con un comunicado en el que el Ministerio de Exteriores aseguraba el «respeto» del Gobierno de España por «la proclamación por parte del Consejo Nacional Electoral de Nicolás Maduro como presidente electo de la República Bolivariana de Venezuela», se dio por zanjada la crisis entre ambos países a raíz de unas declaraciones de García-Margallo apoyando un posible recuento que Caracas consideró una «injerencia».
En cambio, el Gobierno estadounidense evitó ayer efectuar un reconocimiento de la elección de Maduro. Según el secretario de Estado, John Kerry, «esa evaluación tiene que hacerse y yo no la he hecho», y consideró «aconsejable que haya un recuento». Kerry advirtió que si su país comprueba que hubo «enormes irregularidades» en el proceso electoral, como sostiene la oposición, hará «preguntas serias».
Esa es la postura que mantiene el aspirante opositor Henrique Capriles desde que la noche del domingo el Consejo Nacional Electoral (CNE) dio a conocer los resultados que por el 1,6% (260.000 votos) daban la victoria al «hijo de Hugo Chávez».
El gobernador de Miranda y abogado de 40 años exige un recuento «voto por voto», algo que según la magistrada del Tribunal Supremo de Justicia Luisa Estella Morales es imposible porque la automatización «no admite el conteo manual de la papeleta sino auditorías del sistema» y por eso Capriles «ha engañado» a quienes pensaban que podía hacerse. El aspirante presidencial desconvocó una gran marcha en Caracas para ayer pero mantiene la llamada a realizar cacerolazos diarios a las ocho de la tarde. Por su parte, Maduro invitó a sus simpatizantes a un «cohetazo estruendoso» para acallar las ollas.
Tras el cruce de acusaciones, el ratificado líder opositor dijo temer por su seguridad. «¡Cualquier cosa que me pase en la residencia oficial en Los Teques [de la gobernación de Miranda] hago responsable a Nicolás Maduro!». Su aliado Leopoldo López, a quien el Gobierno acusó de ser «la mano armada» de Estados Unidos para desestabilizar Venezuela, aseguró que se habían cursado órdenes de detención en contra de los dos. La fachada de la Gobernación amaneció con la pintada 'Capriles fascista, asesino y golpista'. Por ello, sus alrededores estaban ayer rodeados de simpatizantes oficialistas y se temía la llegada de antichavistas que desencadenaran choques en la calle.
Choques en la Asamblea
En la Asamblea Nacional la violencia estalló en la noche del lunes, cuando su presidente, Diosdado Cabello, no dejó intervenir a «ningún diputado que no reconozca a Nicolás Maduro como presidente, que no reconozca las instituciones del Estado, (.) no tendrán derecho de palabra». Dos diputados opositores, Julio Borges y William Dávila dijeron que los atacaron colegas oficialistas.
Cabello, también primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), justificó su decisión alegando que los diputados opositores habían sido elegidos por el mismo Consejo Nacional Electoral que el lunes proclamó a Maduro presidente. «Ustedes fueron electos con el mismo CNE. No los reconozco como diputados». Y agregó: «Vayan a declarar a Globovisión».