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Falciani defiende su colaboración con España para no ser extraditado a Suiza
La Fiscalía rechaza su entrega por robar datos bancarios y Hacienda destaca que recuperaron 250 millones de 659 evasores españoles
Actualizado: GuardarAtaviado con peluca negra, gafas de pasta, barba recortada de pocos días y una complexión más gruesa compareció ayer en la Audiencia Nacional Hervé Daniel Falciani, el informático italo-francés de 40 años conocido como el 'Robin Hood de las finanzas', responsable de la sustracción del HSBC de Ginebra de datos de 130.000 evasores fiscales de todo el mundo, entre ellos 659 españoles, que pudieron defraudar la friolera de 250.000 millones de euros en sus respectivos países.
Falciani llegó a la Audiencia Nacional en un todoterreno blindado con las lunas tintadas, escoltado por un turismo camuflado, para comparecer en la vista pública que dirimió su extradición a Suiza, cuyas autoridades piden para el exempleado bancario 12 años de prisión por sustraer información personal y revelar secretos bancarios, entre otros delitos. Falciani defendió su «voluntaria y reciente» colaboración con España, Italia, Francia o Estados Unidos para combatir el fraude y mantuvo que no se apropió de los datos para lucrarse, como aseguran desde Berna. La Fiscalía apoyó su versión y se opuso a la entrega. Ahora el tribunal deberá de resolver.
El informático que puso en jaque el secreto bancario suizo, el gran atractivo de un país donde se refugian las grandes fortunas mundiales gracias a su fiscalidad laxa, aseguró que sustrajo los datos del HSBC ayudado por otros empleados para denunciar las «actuaciones escandalosas» de su banco, «contrarias con las normas y obligaciones europeas» y que, según muchos analistas, fueron el origen de la crisis económica mundial por la ausencia de regulación de los denominados 'chiringuitos' fiscales. «El HSBC actuaba como un paraíso propio», confirmó la fiscal Dolores Delgado.
Falciani relató que desde 2001, tras fichar por el banco con un importante sueldo, hasta 2008, cuando comienza la crisis, acopió la información de defraudadores. «Quería acumular pruebas de delitos para hacer una denuncia general, pero Suiza no me hizo caso», respondió a preguntas de la fiscal.
En febrero de 2008 se presentó en el Banco AUDI de Beirut con una identidad falsa con el fin de negociar la venta de los datos, pero fracasó tras intervenir los servicios secretos israelíes. Finalmente, acudió a las autoridades francesas, que le recibieron con los brazos abiertos. «Su colaboración fue esencial para entender lo que estaba en juego y nunca le pagamos», afirmó el fiscal Eric de Montgolfier, presente en la vista. A partir de ahí comenzó la colaboración con otros países.
Defraudadores españoles
El primero de los testigos propuestos por la defensa de Falciani, el exsecretario de Estado de Hacienda Carlos Ocaña, aseguró que las autoridades francesas les enviaron un CD con datos de 659 evasores españoles el 14 de febrero de 2010. Unos datos que permitieron recuperar a Hacienda «más de 250 millones de euros». Aunque la cifra global defraudada, recordó, rondaría los «6.000 millones».
Por su parte, el ex director general de la Agencia Tributaria Luis Pedroche confirmó la entrega de la información por parte de Francia y su remisión a la Fiscalía Anticorrupción en mayo de 2010. La fiscal Dolores Delgado concluyó la vista con un alegato contrario a la extradición de Falciani, pese a valorar la colaboración activa con la Justicia suiza. Argumentó que no concurren el principio de la doble incriminación, ya que los delitos de los que acusan al informático en el país helvético no existen ya en el Código Penal español.
Asimismo, recordó que el secreto bancario se abolió en España en 1977 y que existen normas nacionales e internacionales de obligado cumplimiento sobre la lucha contra el fraude. «Solo su información sustraída supone el 2,5% del PIB europeo y 250.000 millones de euros», detalló la fiscal de la Audiencia.
En el turno de última palabra, el informático italo-francés mantuvo que colaborará allí donde se lo pidan e hizo un guiño a las autoridades de Suiza y Luxemburgo para que sean menos opacas. «La lucha contra la opacidad financiera, en interés de todas las democracias, tiene lugar por el derecho de los estados y en contra del clasismo de los bancos o por la forma en que se efectúan las operaciones bancarias», concluyó Falciani.