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Sociedad

El festival Idéame trata de dar pautas a los nuevos creadores de videojuegos

M. MCLOUGHLIN
MADRID.Actualizado:

«No podría modelar un castillo en 3D pero no tenía problemas con el diseñador gráfico o el programador porque era la misma persona». Esto lo dice Francisco Tellez, creador de UnEpic, un juego que este desarrollador catalán -que empezó a programar por afición a los 14 años- ha creado por su cuenta en los dos últimos años aprovechando el tiempo que le deja su actual trabajo. Nintendo ha bendecido esta aventura -«pensada para echarme unas risas y pasar un rato con los amigos»- y el estudio catalán EnjoyUp Games se encargará de pilotar la adaptación para Wii U.

Tellez ha sido protagonista de una de las ponencias de la quinta edición de Idéame, celebrada este fin de semana en Madrid. La factoría de videojuegos de Kioto ha querido iluminar a los 200 asistentes, que colgaron el 'no hay billetes'. «Siempre tienes una idea, nunca un papel en blanco», aclara este profesional, quien recomienda «recoger» cualquier sugerencia de la gente que te rodea. Aunque reconoce que su caso es un ejemplo de cómo un pequeño proyecto desarrollado en ratos libres puede llegar a una gran plataforma, avisa de que ha sido posible gracias a su experiencia en Ubisoft, empresa que tras una década dejó para probar «nuevas experiencias» profesionales.

Durante dos días, Idéame intentó dar una perspectiva global de todos los conceptos a tener en cuenta a la hora de iniciar un proyecto de este tipo desde los aspectos técnicos hasta la financiación. En este último apartado, se ha hablado mucho de la moda del 'crowdfunding', algo que «ha abierto la puerta» a muchos profesionales, tal y como opina Carlos García, de Anima Project Studio. «Creo que la crisis no nos ha pasado factura -continúa García- y hay que pensar que una tarde en el cine y tomar té puede acabar costando 15 o 20 euros. Un videojuego, aunque es algo diferente, te puede acabar dando varias semanas de entretenimiento», argumenta.

«Es una buena salida profesional», sostiene Arturo Monedero, de la firma bilbaína Delirium Studios. «En el campo de la programación es raro ver a alguien parado, pero si además es programador de videojuegos tienes empleo casi seguro. En grafismo, hay más personas, e igual puede resultar un poco más complicado», agrega. Explica que, al igual que la empresa que fundó hace siete años, muchos otros estudios en España «han podido vender en el extranjero», lo que ha permitido al sector sobreponerse al mal momento económico.