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Un profundo vacío invade el colegio donde votaba el líder

Las hijas del dirigente, Rosa Virginia y María Gabriela, acudieron a depositar la papeleta acompañadas de sus familias

M. L. DE GUEREÑO
LA HABANA.Actualizado:

Los electores del colegio 23 de enero, al oeste de Caracas y a un escaso kilómetro del Cuartel de la Montaña donde reposan los restos de Hugo Chávez, sentían ayer el vacío dejado por el presidente, quien votaba en ese centro. Ese sentimiento solo se llenó cuando aparecieron sus hijas Rosa Virginia -con su esposo el vicepresidente Jorge Arreaza- y María Gabriela, junto a los nietos del comandante.

A ellas, con semblante de tristeza y pronunciadas ojeras a duras penas ocultas tras enormes gafas, les regalaron sencillos ramos de flores. Un guardia comentaba la diferencia de ambiente: «Él solía votar entre las 11 y las 12 de la mañana. La calma de hoy no tiene nada que ver con el alboroto de cuando se esperaba que viniera».

En el colegio -de tres plantas y donde estudian alumnos de 11 a 17 años- están inscritos más de 3.700 electores que residen en el barrio 23 de enero, uno de los feudos del oficialismo. No faltaba la imagen de Chávez, pero tampoco la de sus dos inspiradores, el libertador Simón Bolívar y Andrés Bello.

Dos hermanas, Moriluz y Migdalia Morillo, mostraban su pesar por la ausencia del líder bolivariano: «Acudíamos a votar a la hora que venía el presidente, porque queríamos verlo. Sentimos como si faltara algo. Él nos ayudó mucho». También sintió ese mismo dolor su padre político Fidel Castro, quien la semana pasada no pudo reprimir las lágrimas.