Capriles y Maduro ponen fin a la campaña y ceden la palabra a los venezolanos
El candidato de la oposición recorta distancia con el oficialismo en una disputa electoral marcada por el recuerdo de Chávez
LA HABANA.Actualizado:La fugaz pero intensa campaña electoral venezolana concluyó ayer -en horas de la madrugada española- con multitudinarias marchas de los dos principales aspirantes a suceder a Hugo Chávez. Nicolás Maduro siguió la misma ruta que el fallecido presidente en octubre pasado viajando de Sabaneta a Caracas, mientras que Henrique Capriles fue arropado en el Estado de Lara por 312 caravanas que llegaron de todo el país. Corta y atípica, ha estado salpicada de actos violentos y ataques mutuos.
Las encuestas, cuya publicación en Venezuela está prohibida desde la semana pasada, todavía dan por ganador al presidente encargado, pero la gran ventaja de partida del candidato oficialista ha ido disminuyendo tras la aparición del «pajarito chiquitico» y el endurecimiento del discurso del líder opositor. En ambos escenarios se repitieron los colores patrios, las gorras tricolores, los pitos y las pancartas. También hubo apoyos de personajes famosos. Mientras el cantante Alejandro Sanz se decantaba por Capriles en Twitter y su colega puertorriqueño Willie Colón grabó la canción 'Mentira Fresca' contra Maduro, este contaba con la presencia del futbolista argentino Diego Armando Maradona.
El Gobierno anunció ayer la incautación de un cargamento de 48 cargadores y pistolas 9 milímetros en el Estado de Lara; mientras, en Mérida, un grupo de supuestos chavistas habría atacado a simpatizantes opositores al cierre de la intervención del gobernador de Miranda y abogado de 40 años que repite su segundo intento de llegar al poder tras 14 años de gobiernos bolivarianos. El arzobispo Baltasar Porras denunció que atacaron el palacio arzobispal, pero el gobernador Alexis Ramírez, del gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela, negó la acusación y atribuyó la violencia a «sectores anárquicos de la ultraderecha». El prematuro cierre de la frontera con Colombia el martes también ha sido criticado por los adversarios del Gobierno. «Quieren impedir que venezolanos que residen en el país vecino puedan votar por Capriles», denuncian. En el Ejecutivo sostienen que es una medida preventiva para evitar planes desestabilizadores en curso.
Diez jornadas
Antes de cerrar las trepidantes diez jornadas de campaña con la previsión de tres millones de venezolanos congregados en siete avenidas de Caracas, Maduro se bañó de «rojo rojito» en el Estado de Zulia. Ayer coincidía una doble celebración para el oficialismo, pues junto al cierre de campaña se conmemoraba el aniversario del fin del fallido golpe de estado contra Chávez. En todos sus discursos pide que los electores no se confíen y salgan a votar. Los leales corean las consignas de «Chávez te lo juro, el pueblo está maduro», letras del asesinado cantautor Alí Primera y un pegajoso merengue que invita a bailar al ritmo de 'Son 10, son 10, son 10 millones son 10'. Maduro afirmó que a la estatal Petróleos de Venezuela «no la privatizará ningún burgués», recordó el aumento progresivo del salario -algunos analistas sostienen que es apenas una compensación para combatir la pérdida de poder adquisitivo-, anunció la creación de un cuerpo secreto para luchar contra la corrupción y acabar con la burocracia y atacar «lo mal hecho». Las calles de la capital quedaron colapsadas desde temprano con seguidores de Maduro que han hecho del bigote una nueva seña de identidad. Adán Chávez, gobernador de Barinas, rechazaba las voces que opinan que el chavismo se abstendrá porque Maduro no es el comandante. «Es cierto, pero Nicolás es el hijo de Chávez».
Capriles, por su parte, aseguraba en el Estado de Apure que se estaba preparando «no para meterme en el despacho presidencial sino para recorrer las calles de Venezuela y reconstruir la patria». También congregó a miles de seguidores, que lo vitoreaban como presidente. Tras prometer que mantendrá todas las conquistas sociales del chavismo, el 'Flaco' insistió en que si gana la presidencia aumentará «el salario a los trabajadores del sector público». Dijo que sería un 40% de golpe y siguiendo con su estrategia de vincular a Maduro con Cuba, aseguró que él no va a «regalar ni una gota de petróleo». Capriles recordó a sus bases que está preparando las medidas para recuperar el salario y la economía de Venezuela, que es «mala». «Aquí no alcanza la plata para comprar la comida, aquí los trabajadores públicos sienten miedo porque dicen que los van a echar si yo gano». Su esperanza radica, precisamente, en atraer al 'chavismo light'. En tres días tendremos la respuesta.