Inversiones que no interesan
Actualizado:Hace poco leímos en la prensa que desaparece el festival de folklore de Cádiz tras 29 años de existencia. Antonio Fernández-Repeto y Manuel Granado, sus directores, aludían a la insostenibilidad del evento por asfixia financiera, la cual impedía su puesta en marcha. El ayuntamiento, por un lado, les debía y les debe 15.000 euros de 2011; Diputación, Junta de Andalucía y el Ministerio de Cultura (Inaem) le retiran total o parcialmente las subvenciones, y Unicaja les comunica que tampoco mantienen las ayudas prestadas. En definitiva, entre todos lo matan y a ninguno de ellos les importa. Un acontecimiento frustrado por culpa del capital como siempre. Desde estas líneas mi gratitud por todos estos años entregados altruistamente hacia la ciudad de Cádiz, ciudad que curiosamente mira hacia otro lado cuando se trata de cultura. En carnaval ocurre algo parecido. Cada vez se invierte menos en una fiesta que, pese a quien pese, es la más célebre de nuestra ciudad y por la cual se la conoce en el resto de España. Una fiesta en donde los recortes llegan a todas sus parcelas. La cabalgata, los días de fuegos artificiales, las subvenciones a los coros, las agrupaciones contratadas para los sábados, las ayudas a peñas y entidades, en el pregón, en la quema del Dios Momo, en el exorno, en luces, en policía, en premios de la calle. Una inversión que disminuye cada año. De todos es sabido, y ya lo comenté en alguna ocasión, la cantidad de personas que viven o subsisten del carnaval durante todo el año. Las personas relacionadas con el carnaval, de una manera u otra, tienen la sospecha y temor al abandono económico y sobre todo al desinterés por parte de las entidades públicas y privadas por una tradición folclórica y popular como el carnaval.
Los monumentos tan bonitos del Bicentenario, las antorchas de la libertad, costaron 600.000 euros, por ese precio se hubiera mantenido 20 años más el festival de folklore y por el coste de tan solo de uno ellos, se podría inventar un carnaval a la categoría de sus ciudadanos. Prioridades.