¿Alivio contable?

El secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, traía este fin de semana dos noticias esperanzadoras para las maltrechas economías de los gobiernos locales, que al igual que el resto de administraciones tienen sus cajas sedientas de ingresos. Para mantener la tensión informativa, los populares anunciaban el sábado que la deuda millonaria del Ayuntamiento de Jerez, uno de los más endeudados de España, iba a reestructurarse por importe de 111 millones.Esto traducido a lenguaje más accesible significa más tiempo para pagar, mejorar los tipos de interés y un periodo de carencia para que el Ayuntamiento jerezano gane en oxígeno contable.

Un día después, Beteta sacaba otro anuncio, de interés para todos los ayuntamientos que se han acogido al plan de pago de proveedores y han ido eliminando la deuda que tenían contraída con sus acreedores. El superávit que puedan obtener, en lugar de dedicarlo a devolver el dinero que el Estado les había prestado para afrontar las facturas pendientes, podrán destinarlos a inversiones propias con el objetivo de crear empleo.

Si los Gobiernos locales que se ajustan a estas condiciones vuelven a tener liquidez para invertir es fundamental que exista un control del uso de ese dinero por el bien del ciudadano. La experiencia nos demuestra que el caudal que recibieron muchas administraciones en etapas de bonanza no sirvieron para crear un tejido productivo sólido que aguantara mejor los envites de una coyuntura económica desfavorable. Tampoco fue utilizado para fomentar la creación y sostenimiento de pequeñas empresas que instalaran una mentalidad emprendedora en esta sociedad acostumbrada al ingreso fijo. Si la solución pasa por engordar el capítulo de personal de los ayuntamientos o para ejecutar obras que no generan empleo estable, ya conocemos todos el resultado.