El 8 de julio de 2013
Actualizado:Todo hacía presagiar que el año 2012 sería apocalíptico. Así lo atestiguaron en el pasado los mayas y Michel de Nostradamus. Aquellos mantenían que «a partir del 22 de diciembre de 2012, todas las relaciones estarán basadas en la tolerancia y la flexibilidad, pues el hombre sentirá a otros como otra parte de sí mismo», lo que se desarrollaría en la nueva época que comenzaba o quinto sol. Éste predijo todas las catástrofes del mundo, desde su época hasta el año 2012. A fecha de hoy seguimos como siempre. El mundo sigue ahí y nada de tolerancia y flexibilidad, aderezado con ponerse en la piel del prójimo. Eso sí que es toda una quimera. Como también lo fue la majadería, una más de las múltiples expresadas por la célebre Pajín, cuando nos sugirió que estuviésemos atentos al próximo acontecimiento histórico que se producirá en nuestro planeta: «la coincidencia en breve de dos presidencias progresistas a ambos lados del Atlántico, la presidencia de Obama en USA y ZP presidiendo la UE». Todo esto es ya historia. Proyectemos ahora el presente al futuro inmediato.
La crisis económica que atraviesa España desde 2008 ha puesto de relieve las debilidades del modelo laboral español. La gravedad de la crisis actual no tiene precedentes y ha puesto en evidencia la insostenibilidad del modelo laboral español. Los problemas del mercado de trabajo lejos de ser coyunturales son estructurales, ya que afectan a los fundamentos mismos de nuestro modelo socio-laboral. La reforma apuesta por el equilibrio en la regulación de nuestras relaciones de trabajo. Por una parte se ha incentivado la flexibilidad interna en la empresa. Por la otra, en materia de negociación colectiva se prevé la posibilidad de descuelgue, respecto del convenio colectivo en vigor, se da prioridad al convenio colectivo de empresa y se regula el régimen de ultra actividad de los convenios colectivos. Las modificaciones operadas en materia de negociación colectiva pretenden ser un instrumento y no un obstáculo para adaptar las condiciones laborales a las concretas circunstancias de cada empresa.
El modelo de negociación colectiva existente hasta el Real Decreto-Ley 3/2012, se basaba en dos principios determinantes: la concepción tuitiva del Derecho del trabajo y el principio ultra vires. Éste significa que en tanto no se acuerde un nuevo convenio, las cláusulas normativas del anterior, que suponen el 95% de las mismas, mantienen su vigencia. Ahora, transcurrido el plazo de un año desde la denuncia del convenio colectivo que expiró, supondrá la desaparición de todas las cláusulas normativas, incluido por tanto las tablas salariales, que por mor del enunciado principio se mantenían vigentes. La pregunta a hacerse es la siguiente: ¿qué pasará el próximo 8 de julio de 2013 cuando dejen de tener vigencias dichas cláusulas? La redacción actual del artículo 86.3 del Estatuto de los Trabajadores es clara y terminante. Los que piensan que seguirán vigentes, aunque sea como condiciones contractuales, están volviendo a proyectar una nueva profecía. La economía española, ahora más que nunca necesita realidades y nada más.