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Paolo di Canio realiza un saludo fascista romano a los seguidores de la Lazio en 2005. / Efe
HISTORIAS DEL DEPORTE

Herencia de Mussolini

Paolo Di Canio, exfutbolista italiano y reconocido fascista, llega al banquillo del Sunderland, lo que provoca la dimisión de David Miliband, exministro británico de exteriores

ISAAC ASENJO
MADRIDActualizado:

«Estoy muy orgulloso de ser romano y vivimos en una democracia, así que festejé el gol con el saludo romano, que ya hacían Marco Antonio y Adriano dos mil años antes de que lo hiciera Mussolini. Además, hay que tolerar cada cosa. Algunos hablan maravillas de uno como Fidel Castro, cuando Cuba es la cárcel a cielo abierto más grande del mundo, donde todavía desaparecen opositores, y me vienen a romper las pelotas a mí por cómo celebro los goles, cuando jamás tuve un incidente racial contra nadie». Así de contundente respondía Paolo Di Canio en 2005 cuando defendía los colores de la Lazio ante las acusaciones que había recibido de los medios de comunicación por dirigirse a su afición alzando el brazo derecho emulando el saludo fascista a la conclusión del derbi romano frente a la Roma.

Di Canio fue sancionado con un partido de suspensión y 10.000 euros de multa, pero el delantero italiano, que luce un tatuaje con las iniciales DVX (Duce), en referencia al dictador italiano Benito Mussolini, y colecciona bustos de éste, nunca ocultó su devoción por la ultraderecha nacionalista italiana. Se había ganado un lugar en el corazón del sector más radical de la afición lazial. Concretamente para los 'Irriducibili', un grupo ultra de extrema derecha que comparten lazos de amistrad, entre otros, con grupos afines como los Ultras Sur (Real Madrid) o las Brigadas Blanquiazules (Espanyol).

El fichaje del exfutbolista italiano como nuevo entrenador del Sunderland inglés en sustitución de Martin O'Neill ha provocado una tormenta en el club de la Premier League, con la inmediata dimisión de su vicepresidente, David Miliband. Este político laborista y anterior ministro de Asuntos Exteriores, procede de una familia de emigrantes judíos que huyó del nazismo. Tras conocer la noticia abandonó inmediatamente la directiva del club. Los aficionados también están en contra de la decisión de la directiva del club que fichó al italiano para los próximos dos años y medio. En la red social Facebook ha sido creado un perfil "Sunderland en contra de los fascistas" y la foto de la página de Wikipedia sobre el entrenador fue hackeada y sustituida con una de Adolf Hitler.

A sus 44 años, a Di Canio, le resulta imposible escapar de su pasado. Jamás fue un futbolista al uso, protagonista perpetuo en los periódicos y las tertulias de bar por sus salidas de tono dentro y fuera del campo, también por sus gestos de honestidad que le llevaron a recibir el máximo galardón al juego limpio que otorga la FIFA cuando jugaba en el West Ham inglés. En un partido en Goodison Park ante el Everton, paró el juego tras ver al portero rival caído en el suelo cuando estaba en posición franca para haber marcado el gol de la victoria.

Su carrera como entrenador comenzó en 2011, año en el que ascendió al Swindon Town a la League One. En febrero dejó el puesto después de tener problemas con todos los estamentos de la competición, con su directiva, con jugadores rivales y hasta con los suyos propios. Tras la derrota en un partido de Carling Cup a poco de comenzar la temporada, el técnico agarró de la camiseta en el túnel de vestuarios a Leon Clarke ,fichaje estrella del equipo esa misma temporada, tras conocer que se había producido un enfrentamiento entre el futbolista y el preparador físico. Le golpeó hasta que el cuerpo técnico acudió a separarles. Di Canio afirmó que Leon Clark no volvería a jugar mientras él fuera técnico del Swindon, y así fue.

Durante su estancia en el Swindon fue el entrenador más expulsado de la categoría. «No tengo ningún problema si quieren expulsarme en todos los partidos. Ascenderemos porque somos el mejor equipo», dijo. En los meses que estuvo como entrenador, la verdad que no le pudo ir mejor. Cogió al equipo recién descendido y lo subió de categoría.

El fascismo en el fútbol

Lo preocupante para este deporte es que las de Di Canio no han sido las únicas manifestaciones de apoyo al fascismo que se han hecho dentro de un campo. Recientemente, el jugador del AEK Atenas Giorgos Katidis fue excluido de por vida de la selección griega después de celebrar un gol dirigiéndose a la grada con el brazo derecho en alto. Este gesto fue anteriormente practicado por el checo Pavel Horvarth cuando militaba en el Sparta Praga, siendo multado por la federeción de su país.

Los 'Irridicibili' enarbolaron una pancarta en 2004 donde se podía leer: «Auschwitz es tu país; los crematorios, tu casa». Este tipo de conductas ha provocado que la UEFA sancionara en varias ocasiones al Lazio, club que vio además cómo este sector de sus seguidores atacó con bengalas a la plantilla del Partizán de Belgrado. No obstante, las tragedias protagonizadas por las aficiones no terminan ahí, pues en 1998 Aitor Zabaleta fue asesinado a manos de un miembro de Bastión, una antigua facción de los seguidores del Atlético de Madrid también relacionada con ideologías fascistas.

Otro desagradable suceso tuvo lugar durante un partido que enfrentaba en la Copa de la UEFA al Hapoel de Israel contra el Soroki de Bosnia, en el cual la afición de este último comenzó a corear 'Auschwitz, Auschwitz' y 'Sieg Heil', en alusión al Holocausto sufrido por el pueblo judío. Algo parecido ocurrió con los hinchas del club argentino Talleres de Córdoba, cuando fue sancionado después de que banderas con esvásticas aparecieran en las gradas de su estadio.

La simpatía fascistas de los futbolistas italianos

El de Di Canio no es, entonces, un caso aislado en el mundo del fútbol. Hay varias figuras del 'Calcio' que han sido asociadas al fascismo. A Buffon, portero de la Juventus y de la Selección italiana le han perseguido varias actuaciones sospechosas. Su número 88 (vinculado al nazismo, por equipararse el 8 a la H y ser las siglas de Heil Hitler) en su etapa en el Parma, o posteriormente aparecer con una camiseta con el eslogan mussoliniano, Boia chi molla (A la guillotina el que se rinda) le lanzaron al panel de desconfianza. Nunca ha querido confirmar su ideología. Pero durante las fiestas de celebración del Mundial de 2006, se presentó con otra pancarta polémica, Fieri di essere italiani (Orgullosos de ser italianos), que acababa con otro símbolo nazi, una cruz celta... Más leña al fuego.

Otro portero, Christian Abbiati, ex del Atlético y ahora en el Milán sí que admitió sin disimulo su simpatía por el fascismo. Aseguró no compartirlo al 100% pero sí mostraba sus inclinaciones sobretodo en lo relativo a patria, religión y orden. También reconoció vinculaciones con la sede fascista Cuore Nero y poseer un busto de Mussollini. Y así fue como en los festejos del título liguero de 2011, decidió lucir una bandera con simbología fascista al hacerse la foto de campeones. No es el único que colecciona ese objeto de Il Duce, también reconocieron hacerlo el internacional Alberto Aquilani, ex Roma, Liverpool y Juventus, o Matteo Sereni, portero que jugó en Empoli, Brescia, Torino o Lazio.

Fabio Cannavaro, balón de oro de 2006, ex jugador de Juventus y Real Madrid. celebró el título liguero blanco de 2007 con una bandera italiana con el emblema de la epoca fascista. Se disculpó y aseguró no haber reparado en ello, además de teorías conspirativas de haber sido arrojado escondida por los Ultras... Pero sus saludos y simpatías hacia esos mismos ultras en su despedida del Bernabeú tres años después, una campaña promoviendo unos campamentos de extrema derecha y manifestaciones en contra de la izquierda le han puesto también en un perspectiva, cuanto menos dudosa.