Los pesares de la santa
Un estudio del psiquiatra Francisco Alonso-Fernández sostiene que la mística padeció en su juventud un "grave trastorno depresivo"
MADRIDActualizado:Para la Iglesia es una santa, para la ciencia psiquiátrica una depresiva. Un libro que acaba de aparecer del miembro de la Real Academia de Medicina Francisco Alonso-Fernández diagnostica a santa Teresa de Jesús como una mujer aquejada de un "grave trastorno depresivo con sintomatología psicomotora histérica". No es la primera vez que se pone en duda la salud mental de la fundadora de las Carmelitas Descalzas. Para algunos neurólogos los arrobamientos que experimentaba la escritora y mística española eran producto de crisis epilépticas. Esos éxtasis que sumían a la monja en una sensación placentera y de plenitud personal tenían su raíz en una alternación neurológica. Ahora el psiquiatra Alonso-Fernández va más allá y argumenta que Teresa de Ávila padeció en su juventud los sinsabores de la indisciplina que reinaba en el convento de La Encarnación, circunstancia que "activó sus genes ciclotímicos".
'Historia personal de la monja Teresa de Jesús' (La hoja del monte) es el título del libro que acaba de publicar el académico, quien sostiene que la depresión que arrastraba la joven religiosa estuvo acompañada de "dolores fibromiálgicos" y una "invalidez histérica que la mantuvo encamada y hospitalizada durante cerca de dos décadas".
A la luz de la tesis del experto, esos versos que dicen "vivo sin vivir en mí" cobran otro sentido. De niña, a Teresa de Cepeda y Ahumada le acechó el miedo al infierno y a la Inquisición. No en balde la santa procedía de una familia de judíos conversos, un hecho que la atribulada joven se encargó de ocultar celosamente. En esos años tormentosos de juventud el temperamento de la religiosa oscilaba entre la "hiperactividad ilusionada y el retraimiento pesimista".
Sin embargo, cuando cumplió los 40 años muchos de sus pesares se esfumaron. De víctima del terror y la frustración pasó a ser una mística cuyas visiones y éxtasis la hacían sentir en frecuente "comunicación con Dios". "Entró así en la fase más feliz de su vida. Incluso se sintió con fuerzas para empezar a escribir libros, casi todos a instancias de sus confesores, aunque no le permitieron publicar en vida ni uno solo", aduce el psiquiatra.
Para el autor del estudio, el carácter ciclotímico de Teresa De Jesús la llevó al hundimiento del ánimo pero también a adentrarse en la esfera del erotismo, cuando asume el papel de 'esposa de Jesús'. Al margen de su historia clínica, el confesor Francisco de Ribera pinta a la religiosa como una mujer de "mocedad hermosa". Sus ojos eran "vivos y graciosos", las ventanas de la nariz "arqueadas y pequeñas", y el labio superior "delgado y derecho". "Toda junta parecía muy bien y de muy buen aire en el andar, y era tan amable y apacible, que a todas las personas que la miraban comúnmente aplacía mucho". Como se ve, encanto y santidad no están reñidos.