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Soldados surcoreanas saludan a la bandera durante la ceremonia celebrada ayer en Seúl. :: REUTERS
MUNDO

Corea del Sur planta cara a Pyongyang

Seúl despliega dos barcos de guerra que se suman a la vigilancia por tierra, mar y aire de Estados Unidos

PABLO M. DÍEZ ENVIADO ESPECIAL
SEÚL.Actualizado:

En medio de la absoluta normalidad que reina en Seúl, con sus habituales atascos y abarrotados mercadillos callejeros, Corea del Sur prepara sus defensas contra los dos misiles de medio alcance, y no solo uno como se suponía en un principio, que el régimen de Kim Jong-un ha desplegado en la costa oriental de su país. Según informa la agencia Yonhap citando fuentes militares, así lo sospecha el Gobierno surcoreano, que no sabe si dichos proyectiles serán lanzados en las próximas horas o el próximo día 15, coincidiendo con el aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, fundador del país y abuelo del actual dictador.

A principios de esta semana, el régimen estalinista de Pyongyang transportó al litoral oriental ambos misiles, que se denominan Musudan y tienen capacidad para recorrer entre 3.000 y 4.000 kilómetros, lo que en teoría pone a tiro Corea del Sur, Japón y la base estadounidense de Guam, en el Pacífico. Montados sobre sendas plataformas de lanzamiento móviles, han sido ocultados por el Ejército norcoreano, que podría dispararlos por sorpresa en cualquier momento. Aunque lo más probable es que su lanzamiento sea un ensayo balístico, como ha hecho Pyongyang en ocasiones anteriores desobedeciendo las resoluciones de la ONU, sus amenazas diarias del último mes han elevado la tensión con Corea del Sur y Estados Unidos.

«Estamos vigilando muy de cerca los preparativos de los misiles de Corea del Norte, pero no está claro ni cuándo ni dónde los lanzará», reconoció el portavoz del Ministerio de Defensa del Sur, Kim Min-seok, quien prometió «reforzar nuestra postura militar si sus cohetes nos afectan».

Para repeler un posible ataque o interceptarlos en caso de que sean una prueba y se desvían de su ruta, la Armada surcoreana ha desplegado en las dos costas del país sendos destructores dotados con el sistema de radar Aegis, que puede detectar cientos de objetivos a una distancia de hasta 1.000 kilómetros. Además, el Ejército de Corea del Sur dispone en tierra del sistema de radar antimisiles Green Pine y del avión de alerta temprana Peace Eye para avisar si se produce un ataque de Pyongyang.

A ellos se suman la plataforma marítima estadounidense que vigila la costa oriental de Corea del Norte y el buque de guerra 'John McCain', otro destructor con tecnología Aegis que patrulla el litoral occidental para interceptar posibles lanzamientos de misiles. Como medida de precaución, el Pentágono también desplegará en Guam una plataforma defensiva antimisiles para localizar y destruir los cohetes norcoreanos en caso de agresión.

Pero los funcionarios surcoreanos creen que lo más probable es que la misión de dichos proyectiles consista en celebrar a mediados de este mes el aniversario del nacimiento del abuelo de Kim Jong-un, elevado tras su muerte en 1994 a la categoría casi divina de Presidente Eterno de Corea del Norte. A tenor de Yonhap, Pyongyang todavía no ha probado sus misiles Musudan, que fueron presentados en un desfile militar en octubre de 2010, ni los de largo alcance KN-08. A pesar de las amenazas, numerosos expertos dudan de la efectividad de los proyectiles norcoreanos, cuyos ensayos han fracasado con excepción del cohete que puso en órbita un satélite espacial en diciembre del año pasado.

Sin trabajo

Mientras tanto, ayer siguió cerrado el polígono industrial de Kaesong, gestionado de forma conjunta por ambos países en la frontera del Paralelo 38 y donde 123 empresas surcoreanas tienen contratados a 53.000 operarios del país vecino.

Después de que el régimen de Kim Jong-un prohibiera el miércoles el acceso a los trabajadores surcoreanos, la mayoría de ellos directivos o gerentes, los empleados de Corea del Norte faltaron ayer al tajo debido a la celebración de una fiesta local. En otras circunstancias, las compañías surcoreanas habrían llamado a sus asalariados para que hicieran horas extra en caso de tener que atender algún pedido, pero en plena escalada bélica han preferido no hacerlo.