Un círculo vicioso .
Actualizado: GuardarLlámesele ignorancia y/o ingenuidad, hasta no hace mucho tiempo desconocía que un porcentaje de los presupuestos de muchas administraciones locales estuviera basado en la recaudación estimada en torno a las infracciones de tráfico. Según apuntan distintas noticias publicadas en la prensa acerca de esta cuestión, los objetivos trazados e ingresos obtenidos por muchos ayuntamientos han aumentado de manera notoria en estos últimos años, y la inversión en medios destinados a la detección y el registro de sanciones parece ser que no sufre recortes como consecuencia de la crisis. La verdad, el tema invita a la reflexión, pues, ¿son de esperar medidas políticas orientadas a reducir una fuente de la que se depende económicamente? ¿Qué ocurriría en el hipotético caso de disminuir las multas a la mínima expresión? El dinero embolsado por el incumplimiento de las normas de circulación, ¿debe tener la consideración de una parte fija e indispensable para la financiación del sistema, o ser tratado como algo aleatorio y extraordinario?