Un español, al frente del proyecto de Obama para desentrañar el cerebro
Rafael Yuste lidera un grupo dedicado a descifrar los billones de conexiones que hay entre los 100.000 millones de neuronas del cuerpo
NUEVA YORK.Actualizado:Estados Unidos, el país que conquistó la Luna y lideró el ambicioso mapa del genoma humano, se ha propuesto ahora descifrar los enigmas del órgano más poderoso y desconocido de nuestro cuerpo: el cerebro. Para eso Barack Obama dice haber reclutado a «la gente más lista del país». Y entre ellos, entre uno de los líderes de la Iniciativa Brain (Investigaciones del Cerebro a través de Neurotecnología de Avanzada Innovación, por sus siglas en inglés), está un neurocientífico español que se inspiró en Ramón y Cajal, estudió Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid y ahora trabaja para la Universidad de Columbia.
Rafael Yuste, de 49 años, estaba ayer en la Casa Blanca junto al presidente Obama mientras este pregonaba las ventajas de invertir en investigación científica para «crecer económicamente, crear trabajo, recuperar el liderazgo y devolver el brillo a la clase media», explicó. Según sus cálculos, por cada dólar que EE UU invirtió en el mapa del genoma humano ha ganado 140, pero eso es solo el principio de su rentabilidad. «Las ideas son lo que impulsan nuestra economía. Es lo que nos diferencia de otros países. Somos una nación de soñadores, de gente que arriesga. Innovamos mejor que nadie y eso hace que nuestra economía sea más fuerte».
Yuste es uno de esos soñadores que tuvo que emigrar en busca de un país que apoyase sus sueños científicos. Al principio buscó cerca de casa, en un laboratorio de Cambridge dirigido por el Nobel de Biología Molecular sudafricano Sydney Brenner, pero los recortes de Margaret Thatcher le forzaron a emigrar a EE UU a finales de los años 80. Ahora este talento español es patrimonio estadounidense y lidera a los científicos de ese país en uno de los proyectos más ambiciosos del siglo: descifrar los billones de conexiones neurológicas que ocurren entre los 100.000 millones de neuronas que hay en nuestro cerebro, para así explotar su potencial y curar enfermedades como la esquizofrenia, el autismo o el Alzheimer.
A Obama, que anunció ayer la inversión de 100 millones de dólares solo para el despegue del proyecto en el primer año, le seduce la posibilidad de crear las más avanzadas prótesis para los soldados que han perdido piernas o brazos en una década de guerras. A Yuste, la simple idea de continuar el sueño frustrado de Ramón y Cajal, al que leyó cuando tenía 14 años.
«Como humanos, podemos identificar galaxias que están a años luz y estudiar partículas más pequeñas que el átomo, pero todavía no hemos desentrañado el misterio del kilo y medio de materia gris que tenemos entre las orejas», observó Obama.
El presidente admitió que no todas las apuestas científicas de su país dan resultados, «pero aquellas que lo dan cambian nuestras vidas en formas que nunca hubiéramos imaginado». Se refería, por ejemplo, a los chips informáticos, a los GPS, a internet y «a todas esas cosas que salieron de la inversión del gobierno en investigaciones básicas», proporcionando la tecnología que luego usan las empresas para crear «incontables nuevos empleos».
Obama, cuya filosofía de inversión para promover el crecimiento se opone a la austeridad europea, recordó ayer que «el increíble dinamismo» de su país atrae a los mejores científicos e inversores, «pero porque continuamente invertimos en su éxito, apoyamos los laboratorios y las universidades para ayudarles a aprender y a explorar, proporcionamos becas para ayudarles a convertir sus sueños en realidad, tenemos un sistema de patentes que protege sus inventos y ofrecemos préstamos para convertir esos inventos en negocios de éxito».
Ahora solo falta que el Congreso apruebe los presupuestos de la Casa Blanca, pero Obama está tan convencido de lo rentable que será la inversión que si no encuentra respaldo político planea financiarla mediante órdenes ejecutivas. Yuste, que también asesora a Institutos tecnológicos de Madrid, el País Vasco, Cataluña y Andalucía, no volverá a España al menos en los próximos 15 años que durará el proyecto Brain.