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Otras familias reales de Europa sacudidas por el escándalo

Las casas reales de Suecia o Reino Unido también han tenido que lidiar con los tribunales

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El juez Castro ha imputado hoy a la infanta Cristina por el «caso Nóos». La Duquesa de Palma tendrá que acudir a declarar como imputada en un auto que ha sido hecho público por el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Palma a pesar de que en su día ya se desestimó la idea de que la Infanta tuviera que sentarse en el banquillo. El «caso Nóos» y el solo hecho de ver a un miembro de la Casa Real española declarando ante un juez nos traen a la memoria otros escándalos judiciales con los que varios miembros de la realeza europea han tenido que lidiar en los últimos años.

Sin ir más lejos, la princesa Victoria de Suecia fue acusada el pasado año de corrupción junto a su marido, Daniel Westling, por supuestamente haber aceptado que un millonario sueco corriese con todos los gastos de su luna de miel. La noticia, de elevada relevancia internacional, provocó una oleada de comentarios que enturbió del todo la hasta entonces impulta historia de la monarquía sueca. La imposibilidad de imputar a cualquier miembro de la realeza en el país escandinavo hizo, no en vano, que el caso terminara archivado.

Otras familias reales de Europa sacudidas por el escándalo

También la realeza británica ha estado pendiente de la justicia. Los miembros de la Casa de la Reina Isabel II fueron acusados por el empresario Mohamed Al Fayed de haber conspirado para que Diana de Gales y el hijo del magnate británico murieran en un accidente de coche en París en 1997. Mohamed Al Fayed, dueño de Harrods y padre de Dodi, mantuvo en todo momento que el accidente mortal fue en realidad el resultado de una conspiración en la que participaron miembros de la familia real y el servicio secreto MI6.

Del mismo modo, los Grimaldi se han visto envueltos varias veces en escándalos judiciales. De hecho, Ernesto de Hannover, marido de Carolina de Mónaco, fue condenado a una sanción de 400.000 euros tras su pelea con el propietario de una discoteca, aunque solo tuvo que pagar la mitad del importe.

Aunque no pasó por el banquillo, la familia real de Bélgica también se vio sacudida por la polémica en 2006, después de que el Rey Alberto II tuviera que llamar la atención a su hijo, el príncipe Lorenzo, por presuntamente haber desviado fondos de la marina belga para pagar gastos personales.