El Málaga se lo jugará todo a una carta en Alemania
El Borussia fue ligeramente superior en juego, pero los de Pellegrini, con Caballero salvador, supieron aguantar el empate ante la presión germana
Actualizado:El sonido de la ‘Champions’ se unió al son del viento de la Costa del Sol. Málaga volvió a vibrar con esa competición que se lo ha dado todo en su corta historia. Tocaba rendir cuentas a Alemania, país que convierte Málaga en su segunda patria durante el verano. Esta vez no se trataba de visitar chiringuitos playeros. Era fútbol en estado puro, donde los malaguistas plantaron cara a un Borussia Dortmund del que nadie duda que es algo más que un simple tapado esta temporada.
De los dos sistemas de juego que ha usado Manuel Pellegrini en esta competición hasta el momento utilizó el que más le gusta. Aquel que suma seis goles, pero ofrece una seguridad atrás firme. Una fortaleza física en el centro del campo con Iturra y Toulalan ejerciendo de hombres fuertes ante el empuje del que siempre hace gala cualquier equipo alemán que realmente se aprecie de serlo. Tal es el caso del Borussia, como no podía ser de otro modo. Conjunto hecho a imagen y semejanza bajo la filosofía de su técnico, Klopp, que ejecuta a la perfección la idea del contragolpe como complemento de la presión. En la previa del encuentro se avisaba de la eficacia cara a gol como la piedra angular. No se erraba en dicha apuesta. Con el once titular que llevaba doce tantos en la competición, en Dortmund empezaron a creer que la ida sería más llevadera.
Aunque si hay que hablar de auténtica eficiencia alemana, esta tiene nombre propio. No es otro que Lewandowski, el goleador del equipo y que con cinco tantos es el mejor de los mortales tras la disputa eterna entre Cristiano y Messi. El polaco fue la auténtica pesadilla para Demichelis durante los 90 minutos. Fijaba a los centrales, doblegaba al lateral y era el apoyo en las segundas jugadas. No le faltaba ni un ápice de calidad, mucho menos de entrega. El primero en defender a Baptista a balón parado, no escatimaba esfuerzos en reconvertirse en un mediocentro defensivo si así lo pedía el desarrollo del choque.
En mitad de los duelos por parejas que se fueron sucediendo hubo cabida para que surgieran los solitarios. Son aquellos jugadores que parecen perdidos en mitad de la batalla, pareciendo preguntarse qué hacen ellos allí, en ese momento. Uno de esos hombres es Willy Caballero. Salvó en dos jugadas a los suyos de despedirse de la Liga de Campeones en tan solo diez minutos. Los malagueños mostraban los mismos errores que acusaron los madridistas en la fase de clasificación. Sobrepasados por el empuje constante no supieron cómo pararlo. Hasta Isco se veía superado por la situación, al no ser capaz ni de controlar balones sencillos.
Ante la mirada de Antonio Banderas en el palco, el Málaga comenzó a jugar a la ruleta rusa como en una película. Y cuando se arriesga contra un bávaro se sabe quién suele perder de antemano. El primero en hacerlo fue Weligton, que vio amarilla. Después le tocó a sus compañeros, ya en la segunda mitad, cuando vivieron un nuevo acoso y derribo, con Lewandowski de estrella invitada. Si no llegó la sangre al río fue la falta de puntería del polaco y de su compañero Götze, que hicieron el milagro de fallar en lo fácil.
El partido también sirvió para demostrar que los ‘borussers’ tenían a su propio ‘Willy’, aunque con más consonantes. Weidenfeller aguó las esperanzas de Isco y Joaquín con paradas de ángel de la guarda. Ninguno quiso estropear en los minutos finales el excelente trabajo táctico planteado. Solo se saltó el guión Iturra al ver una tarjeta que le prohibirá estar en Dortmund. Malas noticias para Pellegrini, porque tendrá que replantear su pizarra para la vuelta. En la cuenca del Ruhr se decidirá qué barco zarpará hacia semifinales.