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José Alonso Espinosa.
Sociedad

El copión era el profe

Un catedrático deberá indemnizar a una alumna con 5.000 euros por plagiar su tesis doctoral y publicarla como propia en un libro

MIGUEL LORENCI
MADRID.Actualizado:

Lo habitual es que el profesor vigile y castigue al alumno que copia o plagia. Pero, como en el mundo al revés, una estudiante de Derecho de Murcia tuvo que denunciar por copión a su director de tesis. Tras una larga batalla judicial, los jueces dan la razón a la doctoranda que obtendrá la compensación que reclamaba del catedrático que plagió la tesis doctoral que la alumna entregó hace más de un decenio. Era un excepcional trabajo académico calificado con sobresaliente 'cum laude' por el mismo catedrático que se lo apropió para publicarlo con su firma y que deberá indemnizar a su contrariada pupila con 5.000 euros por vulnerar sus derechos de propiedad intelectual.

Así lo determina Tribunal Supremo que falló a favor de María Isabel G., quien demandó al catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Murcia Francisco José Alonso Espinosa por hacer pasar como propia la tesis doctoral de su autoría. El alto tribunal obliga al demandado a costear la publicación de la sentencia en un periódico de difusión nacional «sin comentarios ni apostillas», fija la cuantía de la indemnización para la alumna por el daño causado y condena al catedrático a pagar las costas procesales.

María Isabel Grimaldos se doctoró con la tesis 'Responsabilidad civil derivada del folleto de emisión de valores negociables'. El trabajo académico, dirigido por el acusado, fue depositado y leído por la alumna en 1999 y publicado en 2001 por la editorial Tirant lo Blanc. El demandado publicó seis años después, en un libro homenaje a otro profesor editado por Marcial Pons, el artículo 'La responsabilidad civil del administrador de sociedad de capital en sus elementos configuradores'. La alumna advirtió el abuso intelectual del tutor de su tesis y acudió a los jueces, que establecieron entonces y confirman ahora que el «tenor discursivo» de ambos textos es muy similar. Tanto que coinciden sustancialmente «la forma externa y la interna». Certificada la similitud de «la estructura básica de ambas obras», concluyen que «existió un plagio».

El catedrático adujo en su defensa haber escrito su artículo antes de que la alumna terminara y depositara su tesis, y que lo había presentado a un premio convocado por la revista 'Cuadernos de Derecho y Comercio'. Unos argumentos que desestimó el alto tribunal al que llegó la causa.

El magistrado Ignacio Sancho Gallardo, ponente de la sentencia del Supremo, no estima probado que el catedrático creara el texto en la fecha que este afirma, es decir, antes de que su alumna depositara y publicara su tesis. El catedrático pretendió demostrar que el texto del litigio fue elaborado por él mismo y que se lo pasó a su alumna para que esta hiciera las anotaciones que estimase oportunas. Los jueces dan más credibilidad a la versión de la alumna, que aseguró que fue ella quien elaboró su texto y lo envió después al catedrático para su corrección.