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Urkullu se dirige a los seguidores del PNV en Bilbao. :: LUIS ÁNGEL GÓMEZ
ESPAÑA

Urkullu exige a ETA que pague «la deuda con la sociedad vasca» y deje las armas

El lehendakari afirma en el Aberri Eguna que Euskadi necesita un «nuevo estatus jurídico» para decidir «nuestro futuro en libertad»

DAVID GUADILLA
BILBAO.Actualizado:

El PNV aprovechó ayer el Aberri Eguna (día de la patria vasca), una de las jornadas más simbólicas para el nacionalismo vasco, para volver a marcar distancias con la izquierda abertzale y con ETA, que la semana pasada vinculó su desarme a una negociación directa con el Gobierno de Mariano Rajoy, y amenazó con «consecuencias negativas» después de que varios miembros de su dirección fuesen expulsados de Noruega. Para los dirigentes nacionalistas, la pelota sigue en el tejado de la banda terrorista. «ETA sabe que tiene que terminar lo que empezó. No tiene otra alternativa. Es la deuda que tiene con la sociedad vasca. Cuanto antes lo asuma y lo aplique, mejor para todos», enfatizó Iñigo Urkullu en su primer discurso como lehendakari en esta conmemoración. O lo que es lo mismo, que el cese definitivo de los atentados decretado en octubre de 2011 se transforme en su disolución final.

El PNV llegó al Aberri Eguna de 2013 con la bicefalia recuperada. En las últimas tres ediciones, la formación nacionalista había vivido la inédita situación de afrontar la cita desde fuera de Ajuria Enea, con los socialistas en el poder. La última vez que un jefe del Ejecutivo autónomo se subió al estrado instalado en la Plaza Nueva de Bilbao para intervenir en un Aberri del PNV fue en 2009, cuando Juan José Ibarretxe todavía era lehendakari. Cuatro años después se recuperaba el doble mensaje: el de Urkullu como lehendakari y el de Andoni Ortuzar como líder del partido.

Y el de ambos discurrió por la misma senda. Uno más institucional, otro más agresivo, en un habitual reparto de papeles en el que abordaron la situación económica de forma profusa, cargaron contra la izquierda abertzale y los socialistas y dejaron claro que los reproches que ETA había lanzado contra el PNV la semana pasada -la banda acusó a la formación nacionalista de hacer seguidismo del PP en materia antiterrorista- no han tenido demasiado efecto. Más bien al contrario, porque Urkullu y Ortuzar recordaron a la organización terrorista que la responsabilidad última es suya.

En tono optimista, el lehendakari se mostró convencido de que hay motivos para «la ilusión y la esperanza», y de que «estamos dejando atrás años de chantaje, de muerte, de desolación y tristeza».

Terminar lo que empezaron

En medio de la polémica abierta por la negativa de ETA a proceder a su desarme o a su disolución de forma unilateral, Urkullu instó a los terroristas a «terminar lo que empezaron» porque «este pueblo no les va a permitir otra cosa». «Euskadi tiene derecho a un nuevo futuro de vida, de alegría y de convivencia. No nos lo van a frustrar», recalcó el lehendakari, quien echó la mirada atrás para recordar un pasado convulso: «Desde 1936 no hemos conocido la convivencia en paz. Ya es hora de cerrar las heridas de la violencia».

Más contundente aún estuvo Ortuzar, para quien la banda «puede y debe dar más pasos sin pedir nada a nadie sin contraprestaciones». Entre los gestos a los que ETA está obligada, el presidente del PNV citó el desarme, «la pedagogía hacia sus presos para que acepten el daño causado», la «reparación de las víctimas» y la «asunción de las reglas del juego democrático».