Ni la Semana Santa trae paz a Venezuela
Oficialistas y opositores se agreden en una iglesia mientras Maduro y Capriles se disputan el estado natal de Chávez
LA HABANA.Actualizado:Como en otras naciones de tradición católica del mundo, cientos de miles de venezolanos aprovecharon la Semana Santa para irse de vacaciones, algo que no hicieron los principales candidatos a las elecciones del 14 de abril. El Jueves Santo, el opositor Henrique Capriles visitó iglesias pero el viernes sorprendió a los bañistas del populoso estado de Falcón recorriendo las costas y playas en un bote de pescadores. Su rival, aspirante del chavismo y ferviente budista Nicolás Maduro, dio una tregua a su trepidante agenda, quizá para meditar, en esos dos días.
El heredero político apenas se dejó leer por Twitter, pero ayer disparó alto al comparar la muerte de Jesucristo con la del líder bolivariano. Tal vez respondía a la crispación electoral que se sintió en las iglesias y los púlpitos. Concretamente al arzobispo de Caracas, cardenal Jorge Urosa Savino, que pidió desterrar la violencia política y criticó la adoración a Chávez de muchos de sus simpatizantes.
El abogado de 40 años y gobernador de Miranda, por su parte, fue tradicional. Recorrió siete iglesias de la capital. En cada una de ellas hizo una petición: «Que el tiempo que venga sea de paz y de encuentro para todos los venezolanos». A los católicos, Capriles les pidió oraciones para tener «fortaleza, esperanza y mucha fe» en el futuro, entre otras cosas. También participó en la misa del Nazareno de la iglesia Dulce Corazón de Jesús del barrio de Petare, reducto chavista en Miranda. Su presencia no pasó inadvertida.
Oficialistas y opositores se acusan mutuamente de haberse agredido. Los seguidores del aspirante conservador dicen que seguidores gubernamentales rodearon el templo rechazando su visita, pero éstos aseguran que Grupos de Choque del partido Primero Justicia -fundado por el ex candidato presidencial que perdió ante Chávez el pasado 7 de octubre- y empleados del gobernador agredieron dentro del sagrado recinto a jóvenes y pueblo que defienden la revolución bolivariana.
Los estudiantes universitarios, Bárbara Figueroa, y Cristofer Millán, de la UCV, relataron en el canal oficialista VTV que «allí golpearon a todo aquel que no venía con el carné de la Gobernación de Miranda o el emblema de la alcaldía de Sucre». Asimismo, denunciaron la colaboración pasiva del párroco. Aunque el sacerdote llamó al orden, pidió no convertir el acto religioso en uno político. «En este país cabemos todos. ¡Vamos a respetarnos!», exigió.
Inicio de la campaña
A dos días del comienzo oficial de la breve campaña electoral, del 2 al 11 de abril, para elegir en las urnas al sucesor del mitificado presidente bolivariano, las encuestas le conceden a Maduro una ventaja de cerca de 17 puntos sobre Capriles. Pero ambos recorren el país petrolero buscando votos a pesar de que se acusan de invitar a la abstención. Capriles está obligado a espolear a los descontentos. Y Maduro porque necesita asegurarse que los chavistas no se confían en las cifran y relajen su participación.
El último enfrentamiento entre ambos candidatos se debió a que decidieron comenzar esta última etapa en Barinas, el estado natal de Chávez. Ayer el presidente encargado, quien quiere ser el «presidente de la paz», rompió su minitregua verbal y salió por televisión para calificar de «provocación» del «burguesito caprichoso e inmaduro» su intención de ir a Barinas para iniciar su nuevo recorrido electoral.
Maduro dijo tener «las pruebas de lo que ellos (sus rivales) están planeando y el primer acto de violencia han decidido hacerlo el martes en Barinas, por eso el burguesito decidió venir para provocar al pueblo de Barinas y comenzar la campaña electoral mandando un mensaje de violencia».
«El hijo de Chávez» -así llaman los oficialistas a Maduro- recordó la reacción de los discípulos de Jesús tras su muerte que «se dejaron llevar por el dolor (.) llegando a dudar» de su existencia y la comparó con el fallecimiento del anterior gobernante. «Tuvimos nosotros aquel 5 de marzo a las 4.25 de la tarde (día de la muerte de Chávez). Nunca estuvimos preparados para perderlo físicamente», aseguró.
Sobre la adoración que se quiere hacer con Chávez, fue muy crítico el arzobispo Urosa. «Lo que no podemos hacer es comparar a ninguna persona humana con Jesucristo, que es Dios». Defendió que no era «parcialidad política» pero que la comparación con Dios desvirtúa la divinidad. Urosa insistió en que «es muy difícil» declarar a una persona santo. Y aprovechó para recordar que los venezolanos «somos un solo pueblo y tenemos que tratarnos como hermanos».