En la mente de un asesino de 20 niños
La Policía revela que Adam Lanza concibió y llevó a cabo la matanza de Conecticut como si se tratase de un videojuego
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarAdam Lanza era un joven metódico. Durante años recopiló exhaustivamente una lista de todas las masacres que se producían, con nombres y apellidos de los pistoleros, número de víctimas, modelos de armas usados y cuantos detalles le parecieron dignos de cara a su propia cacería. Para cuando los agentes encontraron la hoja de cálculo, tenía más de dos metros de largo y 1,3 de ancho. Hizo falta una impresora especial. «Nos dijeron que había más de 500 nombres en esa lista», contó el coronel de la Policía estatal de Connecticut Danny Stebbins, en una conferencia internacional hace dos semanas, que filtró 'The Daily News'. «Tuvo que llevarle años, parecía una tesis doctoral, de esa calidad era la investigación».
Desde que el fatídico 14 de diciembre pasado Lanza asesinó a 20 niños y 6 profesoras en el mismo colegio de Primaria al que él había asistido, las autoridades han trabajado diligentemente para entender qué pudo incitarle a perpetrar semejante horror. La respuesta es igual de espeluznante. «Los investigadores no creen que esto fuera una hoja de cálculo. Era un marcador. El trabajo de un jugador de videojuegos que se había propuesto poner su nombre al principio de esa lista. Eligió esa escuela de Primaria porque ofrecía poca resistencia y podría apuntarse el mayor número de muertes, el mayor número de puntos».
Personaje de ficción
Charlotte Bacon, de 6 años; Daniel Barden, de 7, y todos los demás niños hechos pedazos con un rifle de tipo militar lo eran todo para sus padres, pero para Lanza no eran más que puntos en su marcador. Personajes de un videojuego que había trasladado al mundo real, si es que para entonces distinguía entre ficción y realidad. Apenas salía de casa y había sellado con plástico las ventanas.
Algunos de los detalles que reveló la Policía en las órdenes de registro hechas públicas ayer hacen pensar que sabía lo que hacía. Antes de salir decidió ahorrarle el disgusto a su madre pegándole un tiro en la cabeza mientras dormía. Consciente de que tras su muerte las autoridades husmearían en su pasado, destruyó el disco duro de su ordenador. Los investigadores todavía intentan rescatar la información y rastrean los servidores de Internet.
En la casa encontraron, sin protección ni cerradura forzada, todo un arsenal con dos rifles, incluyendo el que usó para matar a su madre, que dejó tirado junto a la cama; dos pistolas, cientos de cartucheras para el rifle del calibre 22, varias cajas de munición con más de mil balas para las pistolas, instrucciones para el rifle semiautomático Bushmaster que se llevó para la matanza, 12 cuchillos, tres espadas samurai, una bayoneta, un uniforme militar, tapones para los oídos, binoculares, dianas de papel y un certificado de haber tomado un curso con la Asociación Nacional del Rifle. La organización dice que ni él ni su madre eran miembros.
En su dormitorio encontraron también ocho diarios con notas y dibujos que analiza el FBI, un artículo de 'The New York Times' de 2008 sobre una matanza en una universidad, así como otros sobre Anders Breivik, el pistolero que mató a 77 personas en Noruega en 2010. Lanza también tenía dos libros sobre el síndrome de Asperger, que le había sido diagnosticado. No había restos de medicación, a pesar de que se había dicho que estaba en tratamiento psiquiátrico. Sólo otro libro, plagado de marcas, que permite aventurarse al mundo de oscuridad que le consumió: 'Train your brain to be happy' (Entrena tu cerebro para ser feliz).