ESPAÑA

El Gobierno y las fuerzas políticas ningunean las exigencias de ETA

PP, PSOE y PNV ignoran la «pataleta» de la banda, a la que recuerdan que no hay nada que negociar porque su disolución debe ser «unilateral»

MADRID. Actualizado: Guardar
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El Gobierno y los principales partidos nacionales y vascos contestaron a las críticas, advertencias y amenazas contenidas en el séptimo comunicado emitido por ETA desde que hace año y medio anunciase el cese definitivo de los atentados con la más dolorosa de las respuestas, el ninguneo.

Sus portavoces no se conformaron con dejar claro algo en lo que coinciden hace meses desde el PP al PNV, que por mucho que se empeñe la banda no logrará abrir negociación o diálogo alguno con el Gobierno, sino que añadieron que les da igual lo que piense o lo que diga la organización terrorista porque no le otorgan capacidad alguna de influencia o papel en la vida política española y van a ignorar sus comunicados y demandas.

Todos los partidos, salvo los encuadrados en la llamada 'izquierda abertzale', coincidieron en que es indiferente que ETA diga que el desprecio del Gobierno de Mariano Rajoy a sus ofertas de diálogo «tendrá consecuencias negativas» o que advierta de que sin negociación con el Ejecutivo no habrá entrega de las armas. Solo contemplan un escenario de futuro para la banda, que acepte lo antes posible que su disolución y desaparición definitiva va a tener que ser una decisión «unilateral» y sin contrapartidas.

El mensaje de PP, PSOE y PNV, en definitiva, fue que, diga lo que diga o saque cuantos comunicados quiera, la banda no tiene capacidad para abrir fisuras en el consenso básico de los grandes partidos, que han pactado que ETA no tiene papel en el proceso de liquidación del terrorismo. Admitieron que pueden diferir en los ritmos, en el mayor o menor acercamiento político a los cargos públicos de Bildu o Amaiur, o en la necesidad de no de flexibilizar la actual política penitenciaria, pero no en el punto básico, el compromiso de unidad de acción.

El resultado de esta unanimidad fue el menosprecio, cuando no el desprecio, a los reproches de ETA y la exigencia de que deje de «amedrentar a los ciudadanos».

Síntoma de «debilidad»

«Cada vez ponemos menos atención a lo que dice ETA», aseguró el líder del PNV, Andoni Ortuzar, antes de reiterar que «no hay nada de qué negociar» con la banda. Los socialistas vascos solo vieron «la soledad más absoluta» en el folio y medio de quejas y reproches que la dirección de la organización terrorista dirigió contra todo y contra todos por ignorar sus demandas. «Es decepcionante, la pataleta de un adolescente cabreado», describió despectivo José Antonio Pastor, el portavoz del PSE en el Parlamento vasco. «La sociedad vasca ya ha dado por enterrada a ETA», indicó en un tono similar la exconsejera del Gobierno vasco Idoia Mendia, para añadir que ETA se haría un favor a sí misma y a todos los vascos si desapareciera.

Los portavoces del PP coincidieron en que la agresividad y enfado que emanan del comunicado de la organización terrorista no es más que el reflejo de la «debilidad» de la banda, que consideran derrotada policialmente y que creen que solo busca protagonismo antes de desaparecer. Los populares insistieron en que el Gobierno no se moverá de la posición de firmeza; un aspecto del que dudan en UPyD, que creen que Rajoy no busca de verdad «la derrota definitiva» de ETA.

Hasta Aralar, integrado en la coalición electoral Amaiur, animó a ETA al realismo y a tomar «decisiones audaces» desde el convencimiento de que el Gobierno no hará concesiones previas al desarme.