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ETA condiciona el desarme a una negociación con el Gobierno de Rajoy
Advierte en un comunicado de las «consecuencias negativas» por la expulsión de Oslo de la dirección terrorista
BILBAO. Actualizado: GuardarETA no contempla en su «agenda» avanzar hacia el desarme. La banda dio ayer un sonoro portazo a las especulaciones que durante las últimas semanas anunciaban un posible gesto de entrega de armas o clausura de algún arsenal, una opción que alentaron portavoces del PNV como Aitor Esteban y la consejera de Seguridad del Gobierno vasco, Estefanía Beltrán de Heredia. A través de un comunicado, la organización vincula cualquier movimiento hacia su desarme a una «agenda de conversaciones» previa en la que se aborden «todas las consecuencias del conflicto», expresión con la que se alude a presos y terroristas en activo. Unas negociaciones en las que como interlocutor debería sentarse el Gobierno de Mariano Rajoy.
«Compromisos adquiridos»
En un tono pesimista y de reproche hacia, en especial, el Ejecutivo español, pero también a Francia, ETA ofrece su particular análisis de la situación 17 meses después del comunicado de «cese definitivo de la actividad armada» y cinco días antes de que se celebre el Aberri Eguna, el día de la patria vasca. La organización, en un texto de nueve puntos y folio y medio de extensión fechado el pasado día 17, habla de los «compromisos» adquiridos con el Ejecutivo español en tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero, desvela unos presuntos contactos iniciales con el Gabinete de Rajoy, describe las «dificultades» y «consecuencias negativas» que, en su opinión, acarrea la expulsión de Oslo de su cúpula directiva -formada por Josu Ternera, David Pla e Iratxe Sorzabal- y explica sus reuniones con la Comisión Internacional de Verificación (CIV), que ha dado un ultimátum de seis meses a la banda para que avance hacia su desarme.
El comunicado hecho público ayer subraya el esquema negociador con el que trabaja ETA. La banda solo prevé un escenario en el que se siente a dialogar cara a cara con el Gobierno español. Algo que rechaza de plano el Gabinete del PP y que la izquierda abertzale ya ha interiorizado como inviable. De hecho, los responsables de la antigua Batasuna, con el apoyo de los mediadores internacionales, están tratando de presionar a la organización terrorista para que efectúe algún gesto nuevo, sin esperar a sentarse en una mesa con el Ejecutivo de Rajoy.
ETA reitera, no obstante, su disposición a «hablar del desarme», pero siempre que se haga «dentro de una agenda para la superación definitiva de todas las consecuencias del conflicto». En este sentido, reconoce que la salida de Noruega de su cúpula dirigente «es un paso atrás» y «traerá consecuencias negativas» porque, recalca el documento, «dificulta y retrasa la resolución del conflicto».
La referencia a las «consecuencias negativas», según fuentes cercanas a la izquierda abertzale, no debe ser tomada como una amenaza sobre la vuelta a los atentados.