El músico cubano, Bebo Valdés, durante una visita en Madrid. :: CHEMA BARROSO
Sociedad

Lágrimas por Bebo Valdés

El músico cubano, rescatado del olvido por Fernando Trueba y puntal del jazz latino, fallece a los 94 años en Suecia

MADRID. Actualizado: Guardar
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«Sin él probablemente esta película no existiría». Fernando Trueba se rendía ante una de las figuras más importantes de la música cubana del siglo XX, Bebo Valdés, a la hora de recoger el Goya a mejor película de animación de 2011 por 'Chico & Rita'. Una cinta, empeño personal de Trueba y de Javier Mariscal, para contar la pasión de una isla por su música, hija de los ritmos africanos, caribeños y estadounidenses. Una música de fusión que ayer perdió a uno de sus máximos exponentes. Dionisio Ramón Emilio Valdés, Bebo para el mundo, fallecía en Estocolmo, a los 94 años y envuelto en la nebulosa del alzhéimer. Allí había vuelto hace un par de semanas, dejando su casa en la localidad malagueña de Benalmádena, para estar al cuidado de sus hijos ante su empeoramiento.

En el país nórdico, tan alejado de su Quivicán natal (1918) encontró acomodo Bebo Valdés cuando salió huyendo de los barbudos de Fidel Castro. En Estocolmo halló cobijo en un hotel cuyo piano acaricio durante tres décadas antes de que Trueba lo rescatara y el mundo se pasmara de nuevo con el vertiginoso movimiento de sus dedos por las teclas negras y blancas de su compañero inseparable. A los siete años, Bebo comenzó sus escarceos al piano mientras cantaba y tocaba las maracas. Con 18 años dejó su pueblo, entró en el conservatorio mientras se ganaba la vida como pinche en un restaurante.

Líder de orquesta y compositor, comenzó su carrera en salas de fiestas en los años cuarenta. Como pianista y arreglista de Ernesto Lecuona y Rita Montaner, Bebo jugó un papel crucial en el desarrollo del mambo y el filin durante los años cincuenta, antes de alumbrar su propio ritmo, el batanga. El productor Norman Granz grabó con Bebo en 1952 en La Habana la primera descarga cubana (jam session).

Tras la revolución, Bebo abandonó Cuba y desapareció para el gran público en 1960. Redescubierto gracias al disco 'Bebo Rides Again' (1994), invitado por Paquito D'Rivera, y el documental de Fernando Trueba 'Calle 54' (2000), con 76 años comenzó una nueva carrera. Se reencontró con Cachao, jugueteó con el flamenco en 'Lágrimas Negras' (2003) gracias a Diego el Cigala y con su hijo -en 'La Comparsa'-. Llegaron luego 'El arte del sabor' (2000) con Cachao y Patato, 'Juntos para siempre' (2008), su primer disco a dúo con su hijo Chucho, y la banda sonora de 'Chico & Rita' (2010). Valdés compuso todas las canciones y participó con Estrella Morente en el tema central de la película, el bolero 'Lily'.

Saga

A lo largo de su carrera, el pianista cubano firmó 171 obras y acaparó un sinfín de galardones, entre ellos cinco premios de la Música, seis Goya o siete Grammy. «Su obra ha trascendido e influido en todas las generaciones posteriores», dijo el también pianista Chucho Valdés, que dio su primeros pasos al piano delante de Cachao, otro mito de la música cubana. «Mi primer recuerdo es Bebo al piano de casa y mi madre Pilar cantando», explicó Chucho, que tiene 249 obras registradas, ocho premio Grammy y que ha ganado el premio Nacional de Música de Cuba y de la Música en España.

Entre los últimos reconocimientos el nombramiento junto a su hijo Chucho como doctor 'honoris causa' de la Berklee College of Music de Boston, una de las más prestigiosas instituciones musicales del mundo. Un honor compartido con Paco de Lucía, David Bowie, Sting, Phil Collins, Aretha Franklin, Chick Corea, Dizzy Gillespie, B.B. King, Quincy Jones, Paul Simon, Pat Metheny, Herbie Hancock, George Benson, Rubén Blades, Juan Luis Guerra, o Duke Ellington.

Ahora la saga de los Valdés continuará con Julián, hijo de Chucho. «Es un músico en potencia. Hemos tocado a seis manos ya», se felicitaban el año pasado.