El fuego de la violencia religiosa prende de nuevo en Birmania
Los choques entre budistas y musulmanes se cobran decenas de vidas ante la pasividad de las fuerzas de seguridad
SHANGHÁI.Actualizado:Todo empezó el miércoles en la ciudad de Meitkila, en el centro de Birmania, por una disputa entre el propietario de una joyería, musulmán, y uno de sus clientes, budista. Nadie sabe exactamente cuál fue la razón de la riña: unos dicen que el cliente pretendía vender oro falso y otros aseguran que el regente de la tienda rompió una pieza que pertenecía al budista. Lo único que está claro es que la pelea se fue de las manos.
Una muchedumbre armada con machetes y barras de hierro prendió fuego al establecimiento y linchó a quienes lo regentaban. Después, como se puede ver en diferentes vídeos, la carnicería continuó por las calles de una ciudad que nunca había sufrido un brote semejante. Cinco mezquitas, una madrasa, un edificio gubernamental y diversos comercios fueron calcinados frente a la pasividad de las fuerzas de seguridad desplegadas en la localidad. Hasta anoche, los disturbios se habían cobrado la vida de veinte personas y otras 8.000 han tenido que abandonar sus hogares.
Por su parte, los periodistas desplazados al lugar para cubrir la situación, tachados habitualmente por los budistas de promusulmanes, también están siendo hostigados. Un fotógrafo de la agencia AP aseguró ayer que un monje budista le amenazó con un sable para que le entregara la tarjeta de memoria de la cámara, algo que hizo, y nueve periodistas más tuvieron que ser evacuados de un monasterio en el que habían encontrado refugio para evitar que fuesen apaleados. La situación, aseguraron, era caótica.
Consciente de que este incidente es la chispa que ha vuelto a prender el fuego de la violencia religiosa en Birmania, un país de una extrema complejidad social y étnica incapaz de encontrar el equilibrio, el Gobierno decretó ayer el Estado de Emergencia en el lugar y desplegó militares de la cercana base de Infantería. Por su parte, las autoridades aseguraron que se trata de un choque fortuito entre ambas comunidades y que ninguna organización está instigando los ataques, lo que debería facilitar el regreso a la normalidad. La Policía confirmó la detención de varias personas, teóricamente involucradas en la riña inicial, pero reconoció que no cuenta con efectivos suficientes y que la violencia se ha extendido a tres pueblos más.
Limpieza étnica
Según la web Democratic Voice of Burma, el jueves los habitantes musulmanes abandonaron sus casas con las manos en alto y permanecen refugiados en un polideportivo de la localidad, donde budistas pacifistas les suministran agua y alimentos. Pero temen que la violencia aumente todavía más. En el ambiente flota el otro conflicto religioso que hace añicos las aspiraciones democráticas de Birmania: la limpieza étnica que sufren los rohingya, otro grupo musulmán, procedente originariamente de Bangladesh, que ha sido víctima de graves ataques en el oeste del país.
Los enfrentamientos en Meitkila y la desesperada situación de los rohingya, que ha dejado casi 200 muertos y provocado el desplazamiento forzoso de unas 100.000 personas, se suman a los conflictos endémicos que enfrentan al Ejército y a varias guerrillas de diferentes orígenes étnicos para dificultar el proceso de apertura política del país. Incluso 'La Dama', Aung San Suu Kyi, antes líder indiscutible del activismo prodemocracia, ve cómo se desgasta su figura. Su silencio frente a la violencia de origen religioso es condenado en todo el mundo y ella no ha mejorado las cosas con su respuesta, conminando al mundo a que no se inmiscuya en temas domésticos birmanos.