Higuaín y Messi aplastan a Venezuela
El delantero del Real Madrid marca dos goles, el azulgrana vuelve a brillar y Argentina se afianza en el liderato de Sudamérica hacia el Mundial
BUENOS AIRES Actualizado: GuardarArgentina se afianzó como líder de la eliminatoria sudamericana para el Mundial de Brasil 2014 al aplastar la madrugada de este sábado a Venezuela (3-0), gracias al implacable poder de fuego de su delantera, con dos goles de Gonzalo Higuaín y uno de Leo Messi. Higuaín marcó a los 29 y a los 59 minutos con dos entradas al área a todo vapor, y Messi anotó de penalti en el 45’, ante unas 50.000 almas en las tribunas del estadio Monumental de Buenos Aires, donde se vivió una fiesta de fútbol, goles y olés.
«Necesitábamos ganar para sacar una buena diferencia de puntos y consolidarnos. Venezuela no era un rival fácil», declaró Higuaín. La selección argentina suma ahora 23 puntos en la tabla, por delante de Colombia, que tiene 19, mientras que Venezuela queda rezagada con 12 puntos, fuera del grupo de cuatro equipos que se clasifica directamente para la Copa del Mundo. El quinto del grupo sudamericano jugará una repesca contra el quinto de Asia.
«Perdimos el orden; ese fue nuestro error. Y con Argentina no se puede dar ventajas», afirmó el seleccionador venezolano, César Farías. Venezuela había sido la única selección que derrotó a Argentina en la primera ronda, por 1-0 en Puerto La Cruz. Los argentinos se medirán el martes con Bolivia en La Paz.
«El equipo hizo uno de sus mejores partidos, con buen juego, paciencia y movilidad», analizó Fernando Gago. La escuadra albiceleste no perdonó cuando se abrieron grietas en la muralla de camisetas vinotinto que Venezuela montó en su retaguardia con un candado de dos líneas de cuatro. «Argentina superó ampliamente a Venezuela. La defensa estuvo sólida, Higuaín con gran capacidad goleadora y Messi, bueno... las palabras sobran para hablar de él», afirmó el seleccionador argentino Alejandro Sabella.
El desequilibrio de Messi
De nuevo Messi fue el factor de desequilibrio, con su arranque explosivo de correcaminos que arrastra defensores como si fueran de papel, pero esta vez con nuevos socios ante las ausencias forzosas del sancionado Ángel Di María y el lesionado Agüero. Walter Montillo y Ezequiel Lavezzi formaron sociedad con la estrella del FCBarcelona, asistidos por las profundas incursiones por las bandas de Pablo Zabaleta y Marcos Rojo, mientras que la presencia amenazadora de Gonzalo Higuaín esperaba en el área, como el torero que prepara su espada para rematar.
El aplomo de la dupla central venezolana formada por Oswaldo Vizcarrondo y Andres Tunez se caía como castillo de naipes cuando los laterales Alexander González y Gabriel Cichero hacían agua sin remedio.Tampoco le alcanzaba a los caribeños la lucha de leones que daban en el medio campo Tomás Rincón y Luis Seijas por la recuperación de la pelota. El problema de los venezolanos era haber renunciado a priori al ataque con Frank Feltscher y José Rondón, solitarios en la vanguardia y, para colmo, separados por más de 30 metros, sin combinarse, con un apagado Juan Arango, cuyo talento no apareció por el Monumental.
Argentina lograba filtrarse en el cerrojo vinotinto a pesar de las limitaciones en su generación de juego, sin creación, salvo algunos chispazos de Gago o la sobriedad de Javier Mascherano. El primer gol fue el fruto de una hermosa combinación de pases que terminó en los pies de Higuaín, goleador sin piedad cuando pisa el área con espacio para perfilarse. El derechazo rasante del delantero del Real Madrid estalló en la red y en las tribunas. Venezuela no reaccionó, con su extrema postura de prudencia, con la mente puesta más en impedir una goleada que en empatar, cuando la mano de Cichero ante otra entrada de relámpago de Messi derivó en penalti. El remate alto del cuatro veces mejor jugador del mundo al filo del descanso puso a Venezuela al borde del abismo. Messi volvió a entrar en acción con un pase de aquellos que duelen al corazón del área para una nueva aparición de Higuaín, que puso el 3-0 definitivo. El seleccionador venezolano se acordó tarde de mandar a sus hombres a un tibio ataque al final del encuentro.