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De izquierda a derecha, Patxi López, Óscar López, Elena Valenciano, Alfredo Pérez Rubalcaba y José Antonio Griñán, durante la ejecutiva de ayer. :: MARTA JARA
ESPAÑA

Rubalcaba continúa y cierra otra crisis en el PSOE con un leve movimiento de fichas

El secretario general de los socialistas siente «desilusionar a la parroquia» y afirma que la reunión de la ejecutiva «no va de eso»

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Otra vez, un poco más de oxígeno para Alfredo Pérez Rubalcaba. Otra vez, pese al mucho ruido, han caído pocas nueces. El secretario general del PSOE dio ayer por contestadas las peticiones de quienes, desde distintas federaciones pero también desde el grupo parlamentario, pedían sin coincidencia en el cómo un golpe de efecto para recuperar una iniciativa política que brilla por su ausencia justo cuando el PP atraviesa su peor momento. Lo hizo, como ya se había anunciado, con retoques más bien cosméticos, sin cambios de calado más allá de una mera redistribución del juego en la dirección del partido. La vicesecretaria general, Elena Valeciano, tendrá que asumir más tareas, y Ramón Jáuregui se incorpora a las reuniones de la ejecutiva.

Ni habrá dimisiones ni por supuesto se convocará un congreso extraordinario, tampoco se adelantarán las elecciones primarias y no se acelerará el calendario de la Conferencia Política de octubre. Toca, a juicio de la dirección, procurar estabilidad y Rubalcaba cuenta para instalar ese mensaje con el mejor aliado posible, el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán. Después de haber participado en la sinfonía de la confusión que precedió al Consejo Territorial de diciembre, el también presidente del PSOE ha optado por apuntalar al secretario general, en la idea de que de nada serviría un cambio de caballo en esta tesitura.

Todo hacía presagiar que, pese al interés de la ejecutiva reunida ayer -la primera en el último mes de calamidades internas, desde la crisis con el PSC hasta la moción de Ponferrada- no habría grandes noticias. Y así fue. El refuerzo del grupo parlamentario y de las políticas de la mujer, anunciado por Rubalcaba el lunes en Zaragoza, se saldó con la creación de una comisión de garantías de igualdad, presidida por Amelia Valcárcel, para que todos las iniciativas legislativas que promueva el partido «pasen -en palabras del líder del PSOE- por la necesaria reflexión de la igualdad de género».

Además, la diputada valenciana, Carmen Montón, portavoz de Igualdad se incorporará a la dirección del grupo en el Congreso, a la que se suma también el secretario general de los socialistas riojanos, César Luena, para coordinar la actividad parlamentaria con los territorios. María Chivite, portavoz de Asuntos Sociales, ascenderá a la del Senado.

Son tres rostros jóvenes. Luena tiene 32 años; Chivite, 34 y Montón, 37. Pero el cambio de más relumbrón es el que busca dar mayor proyección a Jáuregui, un veterano de prestigio. En realidad, no será miembro formal de la ejecutiva, algo que no es posible dado que es un órgano que se elige y vota en los congresos. Bajo la etiqueta de delegado federal podrá participar, aún así, de los debates del núcleo duro.

Próximo a Rubalcaba

El exvicelehendakari y exministro ha sido siempre un importante apoyo en la labor de oposición de Rubalcaba. A él le fue encomendada la tarea de pilotar el proceso de renovación ideológica que debe culminar en la Conferencia Política. Y junto al ex viceprimer secretario del PSC, Miquel Iceta, tiene la encomienda de buscar un acercamiento de las posturas que separan a ambos partidos. Resuelto el conflicto con Galicia, con una fórmula que dará más peso a la militancia en la elección del secretario general, ese es el gran reto al que tiene que hacer frente ahora la dirección socialista.

¿Sale el secretario de Organización, Óscar López, inmolado en la gestión de Ponferrada, capitidisminuido en este enjuague? Rubalcaba evitó en varias ocasiones dar esa sensación. En principio, Valenciano asumirá más peso, pero no en su detrimento sino en el de Rubalcaba que, según dijo, reforzará su agenda social e internacional. Si de algo se lamentan los cuadros socialistas es de que a su líder cada vez se le escucha menos y que su voz resulta «indiferente» a los ciudadanos. Él lo seguirá intentando, «por cuatro años», dijo. Y en las próximas semanas relanzará sus principales iniciativas, el pacto por el empleo y la lucha contra la pobreza.