Pérez Esquivel descarta todo vínculo del Papa con la dictadura
"No fue cómplice de la dictadura, no colaboró. Prefirió una diplomacia silenciosa, de pedir por los desaparecidos, por los presos", señala
CIUDAD DEL VATICANO Actualizado: GuardarEl Papa Francisco ha recibido en el Vaticano al argentino Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz, renombrado militante de derechos humanos, quien ha descartado tajantemente que el Pontífice argentino haya sido cómplice de la dictadura militar de su país (1976-1983).
"El Papa no tuvo nada que ver con la dictadura. No fue cómplice de la dictadura, no colaboró. Prefirió una diplomacia silenciosa, de pedir por los desaparecidos, por los presos", ha afirmado Pérez Esquivel en una conferencia de prensa celebrada al término de una reunión con el Pontífice argentino en el Vaticano.
"Dentro de la jerarquía católica argentina hubo sí algunos obispos cómplices con la dictadura, pero no (Jorge) Bergoglio", ha agregado el activista argentino al hablar del rol del entonces superior de los jesuitas en Argentina.
"Hubo pocos obispos que fueron compañeros de lucha contra la dictadura. Pero también hubo muchos mártires religiosos y religiosas. Es difícil generalizar y no sería justo", ha reconocido Pérez Esquivel quien habló media hora con el Papa argentino en la biblioteca privada del palacio apostólico.
Conocido por la sistemática denuncia de los horrores de la dictadura, que le valieron el Nobel de la Paz en 1980, Pérez Esquivel ha reiterado que "de ningún punto de vista se puede ligar al Papa Francisco con la dictadura".
Se ha tratado de un encuentro importante que permite desvincular al primer Papa latinoamericano de la historia con la terrible dictadura militar que azotó ese país entre 1976 y 1983 y que dejó unos 30.000 desaparecidos, entre ellos varios sacerdotes, según cifras de las entidades humanitarias.
Jalics también defiende al Papa
Desde Alemania, otra voz importante ha descartado toda vinculación del Papa con la detención de dos sacerdotes jesuitas por el régimen militar. Franz Jalics, uno de los dos secuestrados por la junta militar argentina en 1976, ha aclarado en un comunicado oficial divulgado por la orden jesuita que el papa Francisco no lo denunció.
"Antes, creía que habíamos sido víctimas de una denuncia", ha continuado. "Pero a finales de los años 1990, tras varias discusiones, me di cuenta de que esa sospecha era injustificada", ha explicado Jalics, de origen húngaro, quien permaneció cinco meses detenido, encapuchado y engrillado.
El otro juesuita secuestrado junto a Jalics, Orlando Iorio, fallecido en 2000 en Montevideo, es citado por el también fallecido intelectual católico Emilio Mignone en su libro Iglesia y Dictadura, publicado en 1986: "Una semana antes de la detención, el arzobispo de Buenos Aires Juan Carlos Aramburu le había retirado las licencias ministeriales, sin motivo ni explicación. Por distintas expresiones escuchadas por Iorio durante su cautividad, resulta claro que la Armada interpretó tal decisión y posiblemente, algunas manifestaciones críticas de su provincial jesuita Jorge Bergoglio, como una autorización para proceder contra él. Sin dudad los militares habían advertido a ambos sobre su spuesta peligrosidad". La hija de Mignone, Mónica, catequista de 24 años, fue secuestrada pocos días antes que los jesuitas y nunca apareció.
Bergoglio, nacido en Buenos Aires hace 76 años, despertó críticas en su país por su supuesta pasividad ante las violaciones a los derechos humanos en Argentina, lo que motivó que el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, hiciera el viernes pasado una declaración formal. "La campaña" contra el entonces jefe de los jesuitas "es conocida, se refiere a hechos de hace mucho tiempo y ha sido promovida por una publicación que en ocasiones es calumniosa y difamatoria", en relación al diario argentino Página 12, al que Lombardi acusó de ser de "izquierda anticlerical".
"El Papa dijo con claridad que hay que buscar verdad, justicia y reparación", ha asegurado Pérez Esquivel desde la terraza de la sede de la Fundación Paz y Justicia, de donde se divisa la cúpula de San Pedro. Interrogado sobre las denuncias del diario y en particular de uno de sus principales colaboradores, Horacio Verbitsky, el activista ha considerado que contienen "muchos errores", aunque ha adelantado que de todos modos "las revisará".
Durante el encuentro en el Vaticano, Francisco y Pérez Esquivel hablaron también de "pobreza, el medio ambiente y de la vida del pueblo", ha explicado el conocido defensor de los derechos humanos, quien espera que el nuevo Pontífice cuente con un equipo de colaboradores que lo ayuden a encarar las grandes dificultades de la Iglesia en todo el mundo, invitándolo a inspirarse en teólogos de la liberación como el fallecido obispo brasileño Helder Cámara, el religioso español Pedro Casaldáliga y el ecuatoriano Leonidas Proaño. "Esperamos que sea una renovación positiva para toda la Iglesia y no sólo para América Latina", ha asegurado Pérez Esquivel, quien ha contado que el Pontífice le confesó que "está tratando de aprender muchas cosas". "Escoger el nombre de Francisco no es una casualidad. Es todo un programa de vida", ha manifestado.