Chipre mira a Rusia para salvarse tras rechazar el rescate de la UE
El Parlamento de la isla vota contra la imposición de una tasa a los depósitos y tantea la ayuda de Moscú, un aliado con intereses en el país
BRUSELAS.Actualizado:La crisis chipriota empezó pareciéndose a la argentina por la imposición de un 'corralito' en los bancos, pero cada vez se asemeja más a la imprevisible situación que vivió Grecia durante dos años. El Parlamento de la isla rechazó ayer con una amplia mayoría el rescate pactado con el Eurogrupo, que incluye un impuesto especial sobre los depósitos. Aunque los socios habían aceptado excluir del tajo a los pequeños ahorradores, los diputados se negaron a respaldar un gravamen que pondría en peligro el atractivo de su paraíso fiscal, uno de los grandes motores económicos del país. Tras el 'no' a la UE por la dureza de sus condiciones, Nicosia volverá a tantear una posible ayuda de Rusia, un socio estratégico con miles de millones ingresados en entidades isleñas.
El presidente chipriota, el conservador Nicos Anastasiades, anticipó el resultado de la votación antes de la sesión parlamentaria. «La sensación que tengo es que el rescate va a ser rechazado», desveló convencido de que los diputados consideraban «injustos» los requisitos planteados por la Eurozona. Hasta su formación, que cuenta con 20 de los 56 asientos de la Cámara, optó por la abstención pese a que el propio mandatario rubricó el pasado viernes el acuerdo con los integrantes de la moneda única. Anastasiades, ganador de las elecciones celebradas hace apenas un mes, entendió que la aprobación del salvavidas era imposible después de que su socio de gobierno le negara el previo respaldo. En total, 36 parlamentarios se pronunciaron en contra.
La sesión en la Cámara chipriota recordó por momentos algunas escenas vividas en Grecia. «Solo puede haber una respuesta: No al chantaje», arengó el presidente del Parlamento, el socialista opositor Yiannakis Omiron. En el exterior, no se produjeron incidentes, pero varios miles de personas se manifestaron en contra de las exigencias del rescate. «Estamos aquí para protestar por la manera en la que nos trata Europa», se quejaba Despina Protopapa, una empleada de una firma financiera rusa que acudió a la movilización con su nieto en brazos. «Esperábamos que la UE nos ayudara, pero ha venido a quitarnos nuestro dinero», censuró.
La zona euro exige a Nicosia que contribuya a su propio rescate. Los socios están dispuestos a conceder 10.000 millones, pero quieren que la isla ponga otros 7.000 para que el volumen de su deuda no alcance niveles insostenibles. Dado el minúsculo tamaño de la economía chipriota, que apenas llega al 0,2% del PIB de la moneda única, la UE estimó que la única opción creíble para recaudar fondos pasaba por imponer un impuesto a los depósitos, una medida sin precedentes durante la crisis. En un principio, se pactó que la tasa afectara a todas cuentas. El Eurogrupo se corrigió en una cita por teleconferencia celebrada el lunes y liberó del tajo a los ahorradores con menos de 100.000 euros, un límite protegido expresamente por la legislación comunitaria.
Menos de 20.000 euros
El gesto del club de la moneda única parecía allanar el camino para la aprobación parlamentaria, pero las previsiones no se cumplieron. El Gobierno, además, acudió a la Cámara con una propuesta que no respetaba el límite de los 100.000 euros. En su lugar, planteaba librar de la tasa únicamente a las cuentas con menos de 20.000. A partir de esta cantidad, se mantenía una retención del 6,75% que ascendía al 9,9% para los titulares de más de 100.000, la mayoría de ellos ciudadanos rusos que utilizan el centro financiero de la isla como plataforma para gestionar sus fortunas. La Eurozona pretendía que Nicosia aumentara sustancialmente el gravamen sobre los más pudientes, pero el Ejecutivo apostó por proteger una de sus principales fuentes de riqueza.
El presidente isleño, que estos días ha estado en contacto directo con Angela Merkel, ha convocado para hoy a los líderes de los partidos para analizar la situación. Su objetivo es retomar las negociaciones con la Eurozona para suavizar las condiciones. Los socios, sin embargo, no parecen muy dispuestos a mover ficha. «No estoy pensando en ningún plan B», reconoció el ministro de Finanzas francés, Pierre Moscovici. El bloque considera inviable aumentar por encima de los 10.000 millones su ayuda, tope que defiende el FMI para que las cuentas públicas chipriotas no asuman una carga imposible de manejar.
Ante la cerrazón de la zona euro, Chipre se prepara para jugar la carta rusa. Ayer, el ministro de Finanzas, Michael Sarris, voló a Moscú para sondear una posible ayuda financiera alternativa a la de la UE. Nicosia se ha mantenido a flote en los últimos meses gracias en buena medida a un préstamo del Kremlin de 2.500 millones. Las relaciones entre ambos países son tan estrechas que en algunos casos se ha calificado a la isla de «caballo de Troya» ruso dentro de la Unión. Aunque muchos oligarcas del gigante eslavo se aprovechan de las ventajas del paraíso fiscal mediterráneo, Putin consideró «injusta, poco profesional y peligrosa» la tasa sobre los depósitos.
Pese a las hipótesis sobre el auxilio ruso, el tiempo corre en contra del Gobierno chipriota. Si no hay cambios, el 'corralito' debería levantarse mañana con la reapertura de las entidades. Aunque el Parlamento ha rechazado la quita, no se descarta que los ahorradores corran igualmente a retirar buena parte de sus fondos. El otro motivo de preocupación es el estado de los bancos. El líder isleño aseguró que se vio obligado a firmar el salvavidas ante la amenaza del BCE de retirar la línea de crédito de urgencia a Laiki, con riesgo de hundimiento de la entidad y pánico en el sistema nacional. El banco central garantizó ayer su total respaldo.