Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Li Keqiang se despide de los periodistas. :: KIM KYUNG-HOON / REUTERS
MUNDO

El nuevo primer ministro Li Keqiang inicia el camino de la reforma en China

El desarrollo económico es prioritario para los nuevos líderes, pero también la reducción de diferencias sociales para evitar un estallido

Actualizado:

Activo, risueño, y hasta bromista. Así se presentó ayer frente a la prensa el nuevo primer ministro chino. Li Keqiang recogió el testigo de su predecesor, Wen Jiabao, y decidió, tras la clausura de la Asamblea Nacional Popular que ha sellado la transición en la cúpula del poder, explicar a los periodistas cuál será el rumbo de China durante su mandato. Imprimió ritmo a su discurso, trufado de risas, pero, eso sí, al igual que hacía Wen, ninguna pregunta en la rueda de prensa fue espontánea: las once que contestó habían sido enviadas de antemano y aprobadas para evitar cuestiones espinosas, un hecho que hace prever pocos cambios en lo referente a las libertades.

«Nuestra principal prioridad es mantener un crecimiento económico sostenido», avanzó Li. El listón se ha colocado, por segundo año consecutivo, en el 7,5%. Y pocos dudan de que se vaya a rebasar. El problema está en la calidad y en la sostenibilidad de ese crecimiento. «Es imprescindible llevar a cabo una transformación del modelo económico», reconoció el dirigente. «Necesitamos combinar los dividendos de la reforma, el potencial del consumo interno, y la vitalidad de la creatividad, para que den como resultado nuevos motores de crecimiento».

Reforma. Li repitió ayer esa palabra una docena de veces. Y el término ha estado, una y otra vez, en boca de todos los líderes chinos durante los 12 días que ha durado la sesión anual de la Asamblea. Pero, salvo por la concreción en el ámbito económico, nunca queda claro en qué sentido lo utilizan. Ayer, el primer ministro arrojó un poco más de luz al hablar de «una revolución autoimpuesta en el Gobierno». A pesar del crecimiento del país, la estructura de la Administración adelgazará, se reducirán el número de funcionarios y el presupuesto destinado a partidas como 'entretenimiento', 'viajes al extranjero', 'coches oficiales', y 'edificios gubernamentales'.

Así, China conseguirá concentrar los recursos necesarios para lanzar la reforma social con la que pretende limar las diferencias sociales, cada vez mayores en un país que, como el propio Li reconoce, «todavía tiene que hacer mucho para mejorar el sistema socialista». Por eso, en los próximos cinco años el Ejecutivo combatirá con ahínco la corrupción, desarrollará un sistema de seguridad social que dé cobertura a toda la población, y «asegurará que los beneficios del crecimiento económico llegan a todos los ciudadanos». De esta forma, la quinta generación de líderes del Partido Comunista espera duplicar en 2020 el PIB del país y la renta per cápita que sus súbditos tenían en 2010.

Claro que Li también reconoció que «no es bueno ser pobre y vivir en un entorno maravilloso, ni ser rico y sufrir la degradación del Medio Ambiente». De hecho, ayer bastaba con echar un vistazo a los alrededores del Gran Palacio del Pueblo, en Pekín, para que el plomizo cielo gris y el 'smog' certificasen que así es. Sin embargo, Li no apuntó ningún plan concreto para combatir los crecientes niveles de polución en el país. «Tenemos que analizar bien la contaminación del agua y de la tierra antes de poder solucionar este problema. Cuando digo que quiero mejorar el modelo económico eso supone también proveer agua limpia, comida segura, y aire sano», explicó.

Ciberataques

Li también tuvo tiempo, en los 107 minutos de la conferencia de prensa, para asegurar entre risas que su país no tiene nada que ver con los ciberataques que Estados Unidos asegura haber sufrido. Desde hace meses, Estados Unidos sospecha que los ordenadores de medios de comunicación y compañías de seguridad, así como otras empresas con intereses en China, han sido asaltados por piratas informáticos a sueldo del Ejército de este país. «Lo que creo es que deberíamos dejar de cruzar acusaciones sin fundamento y pasar más tiempo haciendo cosas prácticas», dijo el primer ministro.

Además, Li trató de calmar a quienes ven en China una amenaza para la paz mundial. «Nunca perseguiremos la hegemonía», aseguró. «Estamos dispuestos a trabajar con el mundo para crear paz y prosperidad globales», apostilló. El único tema de relevancia que el primer ministro no tocó fue el de las reformas políticas y las libertades en el país. Solo anunció que este año estará listo el plan para modificar el régimen de la 'reeducación a través del trabajo'.