Dudas
Actualizado:La duda metódica se apodera de mis pensamientos. Dudo de todo y de todos, dudo de mí. Dudo de esta plantilla, de este vestuario cadista inmerso en un mar de dudas. No dudo de su calidad, indudable por escasa, sino de su fortaleza mental, de su madurez y experiencia para evitar una tragedia que me gustaría asegurar con certeza que se evitará, pero que viendo el momento, el calendario y el pasado reciente, me genera dudas.
Dudo de este entrenador, Raúl Agné, que con sus métodos peculiares y particulares necesita un grupo hecho a su medida, fuerte, y no un puñado de niños tan frágiles que se asustan al primer grito, que dudan de su capacidad ante una bronca, que se caen al menor empujón. Dudo de que, si el equipo se mantiene, sea el técnico adecuado para la próxima temporada, pues resulta tan intenso que muchos llegarán ‘achicharrados’ al verano.
Al menos se solventa una duda: que no era un problema de banquillo, sino de plantilla. Agné ha firmado los mismos números en la primera vuelta que Alberto Monteagudo, con un juego más gris, su efecto se ha diluido y se han desnudado de nuevo todas las carencias del plantel.
Por ello, dudo de que Alessandro Gaucci, por sí solo, sea la persona idónea para construir el Cádiz de la próxima temporada. Por falta de conocimientos, porque cuatro ojos siempre ven más que dos, porque siempre es bueno dudar cuando el ‘otro’ te ofrece argumentos contrarios a tu propio pensamiento. El italiano necesita a una persona de confianza, con criterio y sabiduría, que le complemente con una apreciación dispar en unas ocasiones, similar en otras.
Estas dudas no ofenden; aterran. Dan pavor. Porque como el equipo dude y acabe con sus dudas en el fondo de la tabla clasificatoria, este cuento se acabó. De eso no tengo ninguna duda.