Aterriza como puedas
Actualizado: GuardarNo hay empresa pública presente o pasada que lo fue y se privatizó, que todo sea un problema para adecuarse a las elementales estructuras de mercado. Además siempre son las mismas. Ratifica lo dicho, la declaración de concurso y sus implicaciones laborales, de un importante grupo turístico radicado en Palma de Mallorca, al unísono de los problemas planteado por la otrora aerolínea de bandera. De la primera se habló el primer día. Sus problemas ya no deben serlo, porque todo está ya en el baúl de los recuerdos. Sobre la segunda, lo que te rondaré morena.
La crisis nos ha situado más cerca del infierno que del cielo, de ahí los irresolubles problemas relacionados con el transporte aéreo. En los últimos tiempos, todo empezaba con los controladores aéreos y la promulgación del Real Decreto-Ley 1/2010, cuando los señoritos controladores se pusieron todos malitos a la vez. Una pena. Exhaustos estaban y con un peso aproximado en el bolsillo de 365 kilos de plata en lingotes por año de servicios. Es su equivalente salarial. Pobrecitos. Ese conflicto laboral justificó para el gobierno de entonces, ZP en estado puro, la intervención militar…y la del fiscal general del Estado, que no sólo se sacudió su toga infecta de tanto polvo en el camino, sino que también debió sacudirse el polvo estelar que conforma la vía láctea. Pero no es ahora lo que toca. Lo que toca ahora es Iberia. Es el nombre registrado en el Registro Mercantil como Iberia Líneas Aéreas de España SA Operadora. Nuestra compañía de bandera. Ésta se fusionó con British Airways en enero del año pasado. IAG es el holding resultante de la fusión entre las dos compañías. El objetivo propuesto por la propiedad es el de superar la situación negativa adversa de la empresa española. Sus resultados por operaciones corrientes, denotan unas pérdidas para el año 2012 de 350 millones de euros. Hasta aquí nada tiene que ver el proceso de fusión, porque la incidencia de la supresión de líneas es consustancial con la reordenación del negocio, ajustándolo a la realidad del tráfico aéreo. El cumplimiento del plan preestablecido, es la condición y requisito ‘sine quanum’ para que la compañía empiece a ser viable como empresa y creíble en los mercados financieros. El exigir el mantenimiento y sostenimiento de la estructura salarial y operativa más propia de cuando Iberia disfrutaba de una condición cuasi monopolística, es acercarla cada vez más al precipicio de su desaparición.
El Gobierno tiene que ser neutral. Debe exigir el cumplimiento de la ley, ya que solo así se llegará al necesario equilibrio que suponen los artículos 33, 35 y 38 de la Constitución Española, reguladores de los derechos fundamentales de la propiedad, el trabajo y la empresa respectivamente. Los trabajadores de Iberia son exactamente iguales, o debieran serlo, que los de Orizonia. Y unos y otros, exactamente iguales a los del único trabajador, del pequeño taller de la esquina, que también cerrará para desgracia de todos hoy mismo.