Walesa, durante un debate en Chicago el año pasado. :: AFP
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Walesa arruina su legado político

El antiguo líder sindical que ayudó a derribar el régimen comunista en Polonia anima ahora a arrinconar a la «minoría» homosexual

VARSOVIA. Actualizado: Guardar
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Hace 40 años, Lech Walesa lideraba Solidaridad, el primer sindicato independiente en un país comunista. Electricista en los astilleros Lenin de la ciudad polaca de Gdansk, se enfrentó con valentía al régimen y su lucha contribuyó decisivamente a la caída del sistema dictatorial impuesto por la URSS en Polonia y otros países de Europa central y oriental después de la Segunda Guerra Mundial.

Walesa se convirtió en un símbolo de la lucha pacífica contra un sistema opresor, y Solidaridad llegó a agrupar a 10 millones de polacos y a toda la oposición al comunismo. El líder sindical, representante de una corriente conservadora y ligada a la Iglesia católica, tuvo muchos apoyos dentro y fuera y, junto con otros dirigentes obreros e intelectuales, consiguió una transición del socialismo de Estado autoritario al capitalismo liberal en paz. Obtuvo el Nobel de la Paz en 1983 y presidió Polonia de 1990 a 1995.

Después, Walesa se fue alejando de la vida política, se enriqueció a marchas forzadas y la mayoría de los ciudadanos le dio la espalda. El antiguo dirigente obrero es hoy día una sombra de sí mismo, un jubilado millonario y obeso que se resiste a desaparecer de la vida pública. Hace unos días, en una entrevista en televisión, desencadenó una controversia al decir que los diputados homosexuales deberían sentarse en la parte posterior de la Cámara baja, o incluso fuera del hemiciclo, dada su condición de minoría. El exlíder de Solidaridad fue entrevistado acerca de la legalización de uniones civiles en Polonia, un país muy conservador y predominantemente católico pero que vive un acelerado proceso de modernización social. «No quiero que esta minoría, con la que no estoy de acuerdo pero que tolero y entiendo, se manifieste en la calle y haga girar la cabeza a mis hijos y nietos».

Avalancha de críticas

Las declaraciones desencadenaron una tormenta de críticas. Para el primer diputado polaco en defender abiertamente su homosexualidad, Robert Biedron, Walesa, antes de la polémica, «era una héroe». «No se da cuenta de en qué tipo de sociedad vivimos. Hasta ahora, Walesa era conocido por romper muros, no por crearlos», contestó el líder del movimiento liberal y anticlerical Ruch Palikot, Janusz Palikot, al que también pertenece Biedron. El antiguo parlamentario conservador Ryzsard Nowak denunció a Walesa ante el fiscal por promover el odio contra las minorías sexuales. Y Jaroslaw Walesa, diputado por la Plataforma Cívica e hijo del exlíder de Solidaridad, se desmarcó de las palabras de su padre, porque las considera «nocivas», declaró al diario de centroizquierda 'Gazeta Wyborcza'. Este diario, fundado como órgano de Solidaridad en 1989, consideró que las ideas de Walesa sobre los homosexuales contradicen los principios democráticos que animaron su lucha política.

Walesa cuenta 70 años y casi nadie valora sus juicios políticos. Es detestado por la derecha más conservadora, que lo considera un traidor que se vendió a los liberales, pero sus ideas sobre cuestiones como las uniones civiles de parejas homosexuales, que han sido rechazadas por el Parlamento, coinciden con lo que piensa una parte importante de la población. Según una encuesta de la web polaca Onet.pl, la mayoría de la ciudadanía apoya las declaraciones del antiguo sindicalista.