Kenia ahuyenta el miedo en las urnas
Uhuru Kenyatta, acusado de crímenes contra la humanidad, vence en las presidenciales y extingue el fantasma de otra ola de violencia poselectoral
Actualizado:La apretada victoria de Uhuru Kenyatta en las elecciones presidenciales del pasado día 4 culmina una semana de tensión en Kenia, un país aún traumatizado por la ola de violencia que sucedió a los comicios de 2007 y que se saldaron con 1.200 muertos y 600.000 desplazados. A la peligrosa incertidumbre generada por la existencia de dos candidatos con apoyos parejos se ha sumado la ralentización provocada por el fallo de los sistemas electrónicos en el recuento y las acusaciones de fraude masivo expresadas por Raila Odinga, el aspirante derrotado y líder de la Coalición para las Reformas y la Democracia (CORD). Además, la situación política del Estado africano, una de las potencias del continente, se complica con la elección de Kenyatta, acusado formalmente en el Tribunal Internacional de La Haya de la comisión de crímenes de lesa humanidad.
El nuevo jefe del Ejecutivo ha obtenido el 50,07% de los votos, un margen escaso, pero suficiente, que evita una segunda ronda electoral. Sin embargo, el principal partido de la oposición ya ha manifestado su intención de apelar al Tribunal Supremo para denunciar lo que denomina una elección corrupta, aunque también ha precisado su intención de no provocar ninguna alteración del orden público. Esta declaración de intenciones ya había sido anticipada por las declaraciones de Kalonzo Musyoka, compañero de lista de Odinga, en torno a graves manipulaciones del escrutinio.
La población keniana ha vivido con tensa calma el proceso de conteo, lastrado por los problemas tecnológicos, las primeras protestas de los dirigentes políticos e, incluso, la demanda de una ONG que reclamaba la paralización del proceso y que fue desestimada. Además, la comisión electoral ni siquiera ha cumplidos sus propias previsiones y ha retrasado veinticuatro horas la publicación de los resultados definitivos, lo que le ha valido duras críticas del CORD, que la ha acusado de «fallar a los kenianos y a la democracia».
Mensajes de enhorabuena
Kenia se ha movilizado para estos comicios, considerados trascendentales para el futuro del país. El 86% de los ciudadanos con derecho al voto lo han ejercido, lo que supone una movilización sin precedentes en la historia política local. La acusación de la corte holandesa puede haber favorecido las opciones del candidato vencedor, alentado por un sentimiento nacionalista. En cualquier caso, la afinidad política en este territorio guarda una estrecha relación con la adscripción tribal. Uhuru pertenece la comunidad kikuyu, origen del 22% de la población, mientras que su vicepresidente, William Ruto, forma parte de la kalenjin, con el 15%. Ambos están acusados por la entidad jurídica internacional.
Estados Unidos, la Unión Europea y Naciones Unidas han felicitado al país por la celebración de las elecciones en un clima de relativa paz, aunque han evitado mencionar al ganador. El Gobierno de Washington manifestó recientemente que la elección de Kenyatta implicaría «consecuencias» en la relación entre ambos países, lo que fue interpretado por su partido, la Coalición Jubileo, como una intromisión en los asuntos internos. Kenia es un aliado clave de Occidente en una región tan convulsa como el Cuerno de África.
El nuevo presidente ya había manifestado su intención de presentarse en La Haya antes de conocerse los resultados, aunque ha solicitado un retraso del juicio para preparar la defensa. La comparecencia de Kenyatta y Ruto estaba prevista para el próximo mes de abril. Los dos están acusados de financiar a las turbas que provocaron los desmanes, principalmente en la región del Valle del Rift.
Aunque el dirigente sudanés Omar al-Bashir se halla en una situación similar, la posibilidad de que un presidente en ejercicio se siente en el banquillo de La Haya resulta inédita y proyecta nuevas incertidumbres en el futuro a corto plazo de Kenia. Uhuru Kenyatta, cuyo nombre significa 'libertad' en lengua suahili, es hijo de Jomo Kenyatta, el padre de la patria, y ha formado parte del anterior Gobierno de Mwai Kibaki donde gestionó la cartera de Finanzas y llegó a ser vice primer ministro.