El 'chandalismo'
Los líderes mundiales no temen la ropa deportiva. Fidel Castro mostró el camino, y ahora el resto le sigue
MADRID Actualizado: Guardar¿Se imaginan a Florentino Pérez entrando en la junta de accionistas de ACS con el chándal del Real Madrid? Es una estampa difícil de digerir ya que desviaría la atención sobre el mensaje que quiere transmitir el empresario y le restaría seriedad y credibilidad. A los políticos parece, sin embargo, que les cuesta menos vestir ropa deportiva, sobre todo si cruzamos el charco. Es el caso de Fidel Castro. Si durante años el líder revolucionario hizo de la guerrera un signo de su personalidad autoritaria, cuando enfermó se abonó al chándal: uno de la marca Adidas, puro capitalismo sintético, eso sí, estampado con los colores de la bandera cubana. Su prenda fetiche. Un imprescindible en su fondo de armario que luce en su día a día, en actos oficiales o para reunirse con los líderes internacionales.
Castro mostró el camino, y ahora el resto le sigue, aunque no todos con el mismo acierto. Entre sus alumnos más aventajados está el recientemente fallecido Hugo Chávez. El Comandante dejó hace unos años aparcada su camisa roja para salir a escena con una chaqueta de chándal de poliéster, tricolor y con la bandera de Venezuela de fondo. Aunque Chávez ha sido más precavido en el tema de mostrar una marca. Fiel a su lucha extrema contra el capitalismo, el líder bolivariano siempre ha lucido prendas libres de cualquier símbolo que pueda ser relacionado con empresas. Los logos no entraban en su armario.
Mientras fue presidente, Felipe Calderón acompañó en más de una ocasión su traje y corbata con la chaqueta de chándal de la Selección mexicana. Para los ratos de asueto, mejor el chándal entero, como cuando se le pudo ver corriendo acompañado de su homólogo chileno, Sebastián Piñera, que vestía unos pantalones cortos con una sencilla camiseta en la que se hacía una referencia a su país. También el brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, tiene su foto de rigor. En su caso, apareció ante los medios de comunicación con un chándal con los colores de su país en el que se podía ver el símbolo olímpico, cuando salía del hospital recuperado de una crisis de hipertensión. Tampoco se queda atrás el presidente chino, Wen Jiabao. El dirigente oriental cumple con algunos requisitos estilísticos, como el chándal moderno y de colores a la última, que no dudó en lucir mientras practicaba ejercicios gimnásticos junto a otros compatriotas en un parque público.
En Occidente, sin embargo, cuando los dirigentes aparecen con ropa deportiva, suele ser en el marco de su vida privada. Son muchas las ocasiones en las que los fotógrafos han podido retratar al expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy, haciendo footing para mantener una forma física a la altura de su mujer, la ex top model Carla Bruni. En función de la temporada, y adaptándose a las circunstancias climatológicas, se ha podido ver al francés tanto en chándal como en pantalón corto. En el caso de Barack Obama, su primera aparición pública en ropa deportiva fue al día siguiente de ganar las elecciones. El recién elegido presidente de Estados Unidos salió a correr, sin intentar llamar la atención, algo difícil cuando uno se acaba de convertir en el hombre más poderoso del mundo. En España, se recuerda al que fuera presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, por unas fotografías publicadas en las que aparecía corriendo con el premier británico David Cameron por el Forest Park de Seúl durante una cumbre del G20. Tras ellos una nube de fotógrafos y un séquito de guardaespaldas. Los mismos que durante años acompañaron también a su predecesor en el cargo, José María Aznar, gran aficionado al atletismo, y que también salía a correr con frecuencia por los alrededores de La Moncloa. Aunque en el vestir, como en la política, todo es cuestión de gustos, el chándal resta sex appeal a nuestros líderes. ¿Qué fue de la erótica de poder?