«Descubrí que soy hija de Juan March en una carta escondida en mi casa»
Exhuman al banquero de Franco para comprobar si es padre de una valenciana
VALENCIA Actualizado: GuardarUna caja de secretos puede estar apunto de abrirse. Los restos de Juan March, el magnate español más importante del siglo XX, conocido como el banquero de Franco, serán hoy exhumados en Palma de Mallorca. La razón es el proceso judicial abierto por la valenciana Ana María Gallart, de 65 años, quien lleva años investigando sus orígenes y ha reunido documentos y testimonios que apuntan a que es hija no reconocida del magnate. "Descubrí que es mi padre a través de una carta escondida en casa que apunta, con nombre y apellidos, a March", explicó Gallart. "Hoy -anuncia- estoy mucho más cerca de la verdad y no hago esto por dinero, sino por conocer de una vez la realidad sobre mis orígenes».
Para comprender toda la historia hay que remontarse a la infancia de Gallart, nacida el 23 de diciembre de 1947 y criada en un asilo de horfandad mallorquín hasta los dos años y medio. Víctor y Feli fueron sus padres adoptivos. "Cuando tenía 10 años nos vinimos a Valencia. Mi padre era de El Grao y tenía morriña", recuerda. Ellos jamás le dijeron la verdad sobre sus orígenes. "Fui yo la que descubrí algo extraño con 21 años. Con motivo de mi primera boda pedí el certificado de nacimiento en el Registro Civil de Palma y descubrí que nací seis días antes de lo que me habían dicho y que, según la documentación, era hija de padres desconocidos", recuerda. "¿De dónde vengo?", preguntó a sus padres. "No lo sabemos. No podemos hablar de ese tema", le reiteraban.
Pero la duda le concomía. Con 32 años, "buscando unos papeles", descubrió en casa una carpeta reveladora. Bajo el nombre de 'Documentos Anita' contenía escritos "que apuntaban a que yo podría ser hija de March". Fue sólo un primer paso que le llevó a interesarse por la vida del potentado. Hoy atesora cuatro libros sobre el magnate y centenares de documentos sobre el que considera su padre biológico.
El afán por desenterrar su origen le llevó a investigar en secreto. De sus padres no sacaba ni media hasta que en 1990 preguntó a su progenitor "a bocajarro". "¿Es mi padre Juan March?". Víctor "se puso nervioso". "Ana, no tienes que indagar más", le aconsejó. Un año después, cerró los ojos para siempre.
Herencia millonaria
La vida de Gallart avanzaba, pero le perseguían las brumas del pasado. Se casó, tuvo tres hijos, se divorció y volvió a contraer matrimonio con su actual pareja. Hace cinco años, leyó en un periódico que una galería de Londres subastaba objetos personales de March por valor de seis millones de euros. "¿Sabes que parte de eso me correspondería a mí?", le dijo a su esposo.
La valenciana decidió impulsar su investigación en Palma. Con ayuda de amigos y familiares, trazó conexiones, recorrió instituciones, reunió documentos y testimonios y hasta acudió a los tribunales para avanzar. "Descubrí que tuve una hermana gemela tras recuperar dos medallas con nuestras iniciales que mi madre biológica nos puso y que acabaron en poder de los servicios sociales".
Supo que esa madre, Rosa, murió en Palma a los 66 años. Y que su hermana gemela, María Rosa, falleció con 8 meses en el orfanato de Palma. Pero visitó su tumba y se topó con "nuevas incongruencias". "La que está enterrada ahí es una niña de sólo 3 meses", desvela.
Pero hace dos años, haciendo limpieza en la habitación de su madre, tropezó con la clave "por pura casualidad". Una carta de dos folios escritos a máquina, dirigida a Gallart y firmada por los dos padres adoptivos, "lo confiesa todo". Según la mujer, "el documento cita que Juan March Ordinas es mi verdadero padre y explica que mis adoptivos guardaron un pacto de silencio". La voluntad de Víctor era que su hija la leyera después de morir, "pero mi madre la ocultó por miedo".
Ahora todas esas llaves están a punto de abrir una puerta al pasado con muchas cerraduras. Hoy, de momento, se abre un féretro. Y si se confirman las sospechas de Gallart podrían abrir un tesoro: la herencia millonaria que la mujer ha calculado que podría reclamar.