Murió Hugo Chávez y renació el chavismo
La oposición descarta impugnar el nombramiento de Nicolás Maduro como presidente en funciones Cientos de miles de venezolanos forman largas colas para despedir al dirigente revolucionario, que será enterrado el viernes en un lugar por ahora desconocido
LA HABANA.Actualizado:Hugo Chávez trasciende su prematura muerte. Sus seguidores proclaman en la difícil combinación de llorar y gritar que él «murió, pero nació el chavismo». El pueblo, su pueblo, se volcó para hacer realidad una de sus frases célebres: «exijo lealtad absoluta porque yo no soy yo, yo soy un pueblo, ¡carajo!». La oposición observa desde un discreto segundo plano la manifestación de dolor y dará a conocer públicamente que su candidato presidencial será de nuevo Henrique Capriles. No parece que quieran gastar cartuchos en una previsiblemente inútil batalla sobre la legitimidad de la posición de Nicolás Maduro como presidente en funciones.
Durante los catorce años de mandato del militar golpista que conquistó a los venezolanos pobres con un «por ahora», se ha hablado de chavismo. Chávez, su fundador, aglutinó facciones y grupos. Su larga batalla contra el duro y cruel cáncer ha despertado las emociones con tanta intensidad como cuando miles de jóvenes, presos o amas de casa, bajaron de los cerros en un enjambre de motos cuando conocieron que la derecha le había dado un golpe de Estado en 2002. Mucho se ha hablado del desmoronamiento del «chavismo sin Chávez». A juzgar por la multitudinaria y espontánea despedida, el movimiento parece que ha llegado para quedarse. Pero su futuro dependerá de la dirección de los dirigentes que sobreviven al carismático caudillo. Miles de caraqueños y venezolanos llegados de todo el país esperaron horas y horas, incluso de madrugada, para darle el último adiós a su comandante. Daban por bien empleado la falta de sueño y las enormes colas para estar apenas unos segundos frente al ataúd destapado del que muchos de ellos llamaban «padre».
La base del chavismo -de rojo, la bandera pintada en las mejillas, gorras tricolores que usan con igual orgullo oficialistas y opositores-, explicaba, mientras esperaba horas y horas a entrar en la capilla ardiente, por qué «aman y amarán» a Chávez, un «guerrero que luchó por los pobres».
Chávez dispuso de millones de petrodólares para proporcionar salud y educación gratuita y dignidad a los pobres. «Me dio mi casa y gracias a eso puedo vivir con mis hijos», dice una mujer. Otra agrega: «cargó tres veces a mi hija». Una joven señala que «se preocupó por las mujeres y ahora estamos en el gobierno, en la Asamblea, somos jueces, y fiscales».
«La lucha sigue»
Un hombre entrado en años contiene el aliento al recordar que «fue el presidente de los pobres». Luego, casi a coro, gritan «la lucha sigue, Chávez vive, vive».
Sus simpatizantes quieren reconocerle como héroe nacional y que sea enterrado en el Panteón Nacional, donde reposan los restos de su legendario guía ideológico, Simón Bolívar. Sus allegados dicen que quería reposar en su natal Sabaneta. A un día del sepelio se desconoce cuál será su destino final.
Pero no será extraño que Nicolás Maduro, que ya ha firmado su primer decreto como presidente en funciones, y Diosdado Cabello, desde la titularidad de la Asamblea Nacional, puedan cambiar las leyes necesarias para ello. Aparentemente, han aparcado sus diferencias y comparecen, hombro con hombro, junto al féretro de Chávez.
Quizá se han repartido las funciones. Ambos son necesarios para que el chavismo siga existiendo. El papel de Cabello desde la vicepresidencia del Partido Socialista Unido de Venezuela y como militar será esencial para aglutinar las diferentes facciones chavistas y como nexo con los militares y sectores económicos. El de Maduro es sustituir a un caudillo carismático, popular, con un estilo valiente, irreverente y desafiante, pero reconocido en el mundo entero.
Chávez confió en ambos para sucederle. Según la Constitución, Cabello debería asumir la presidencia temporal y convocar elecciones. No ha sido así. Un fallo de la Sala Constitucional y otro del Tribunal Supremo de Justicia avalaron la legalidad del gobierno en funciones.
La oposición protestó en su momento porque la enfermedad no le permitió al ex teniente coronel de paracaidistas jurar formalmente. Han acusado al Gobierno de mentir sobre el estado de salud del gobernante vencedor en 14 elecciones pero que no pudo vencer el cáncer.
Sin embargo, ahora parecen pensar con pragmatismo. De hecho Capriles, que siempre actuó como líder de toda la oposición al haber sido votado por más del 44 % de los electores -Chávez le ganó por el 55,4%-, ha realizado declaraciones conciliadoras y llamados a la unidad.
La Mesa de la Unidad respetará el duelo oficial para anunciar públicamente a su aspirante con el que quiere vencer al chavismo. Meterse en pleitos sobre si Maduro debe o no ser presidente interino, si debe o no renunciar para postularse como candidato desgastaría las fuerzas. Tienen más que suficiente con armar una campaña exitosa en treinta días. Porque vencer a Maduro, que se aferrará al legado de Chávez para reforzar al chavismo, se presenta difícil en este embate electoral.