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Sociedad

El nuevo Papa habrá de afrontar la reforma de la Curia

A. PANIAGUA
MADRID.Actualizado:

Benedicto XVI deja un legado de luces y sombras, una buena porción de asignaturas pendientes con las que su sucesor tendrá que lidiar. Con su renuncia pone en evidencia el desgobierno que impera en la Curia, plagado de rencillas y luchas internas. Los deberes que deja el Papa son muchos y algunos de ellos espinosos. Van desde la pederastia en el clero a las protestas que claman por una mayor apertura, pasando por el contencioso con el mundo islámico a raíz del controvertido discurso de Ratisbona.

Joseph Ratzinger, un Pontífice que ha meditado sobre los desafíos de la modernidad, no ha podido atajar el desgaste de la Iglesia y la pérdida de terreno en cuanto a predicamento cultural, moral y social.

El Papa emérito es un intelectual, un prestigioso teólogo, pero poco versado en asuntos administrativos. Después de su retiro, deja sin solucionar la reforma de la Curia. El 'caso Vatileaks' reveló lo que era un secreto a voces: el enfrentamiento entre facciones irreconciliables.

Eutanasia, aborto y matrimonio gay representaron para el Papa alemán «graves amenazas» para la paz. En torno a estos asuntos no se esperan grandes novedades. En cambio, sí son de prever iniciativas para afrontar el problema del banco del Vaticano, el IOR.