Apuntes

La incómoda verdad educativa

Casos como el de la nueva guardería de Astilleros y la Institución Provincial revelan que es necesario revisar el mapa educativo local más allá de sentimentalismos

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En apenas unas pocas jornadas, justo cuando empieza el proceso de organización del próximo curso educativo, coinciden dos anuncios que permiten llegar a la misma conclusión. Son dos hechos de muy distinto ámbito y naturaleza pero confluyen en una misma realidad. Por un lado, la Institución Provincial Gaditana, un centro educativo histórico de los Extramuros de Cádiz, ya no ofertará matrículas de Infantil ni del primer curso de Primaria, y todo apunta a que sucederá lo mismo con el primer escalafón de Secundaria. Es decir, el centro se cierra a nuevos alumnos y sólo ofrecerá la continuación de sus estudios a los que ya tiene. Es lo que se llama un cierre ordenado. Por otra parte, la guardería del barrio de Astilleros, con apenas 18 meses de trayectoria, asegura que de no mediar convenio con la Junta o el Ayuntamiento, sus posibilidades de sobrevivir económicamente más allá de mayo son nulas, que echará la baraja y el candado como siempre.

En ambos casos, tan diferentes, coincide una baja demanda por parte de las familias y una necesidad de auxilio económico institucional que ya escasea. Por más difícil que resulte, conviene escapar de comodidades por cercanía o de sentimentalismos para admitir que ha llegado el momento de que la Junta de Andalucía revise su mapa educativo, las necesidades reales en cada zona y la demanda que existe de verdad, sin sesgos ideológicos ni políticos, sin persecuciones religiosas, oportunismos ni banderías.

Si lo hace, llegará a la conclusión de que muchos centros son insostenibles, técnicamente innecesarios, por los cambios demográficos y sociales que se han producido vertiginosamente en las últimas décadas. Cualquier otro diagnóstico es un error.