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MUNDO

EE UU aspira a relanzar ahora lazos con Caracas

Washington considera que la expulsión de agregados militares de la Embajada responde a las medidas electoralistas de Maduro

MERCEDES GALLEGO CORRESPONSAL
NUEVA YORK.Actualizado:

Como Fidel Castro, Hugo Chávez convirtió a EE UU en el enemigo que daba sentido a su batalla. Su estrategia consistió en abrazar a los enemigos del «imperialismo, castigar al Gobierno con su retórica y convertirse en adalid de los pobres, regalando petróleo a los vecinos de Harlem o a las víctimas del huracán 'Katrina'. Por eso no es de extrañar que su muerte haya generado alivio para unos y congoja para otros, sin dejar a nadie indiferente. La mayoría de los políticos ven en ella una oportunidad para normalizar las relaciones.

El horizonte ofrece pocas señales de cambio, reconoció ayer en privado un alto cargo del Departamento de Estado. Horas antes de anunciar la muerte de su líder, el vicepresidente, Nicolás Maduro apareció ante las cámaras para anunciar la expulsión del agregado militar de la Embajada de EE UU en Caracas David Delmonaco y su ayudante para las Fuerzas Aéreas, a los que acusó de haber propuesto «planes desestabilizadores» a miembros de las Fuerzas Armadas venezolanas. EE UU ha condenado la expulsión, que supone un obstáculo más para dos países que han rechazado mutuamente a sus embajadores desde 2010. En privado, el alto funcionario del Departamento de Estado atribuye la medida a estrategias electoralistas de Maduro, el sucesor designado por Chávez.

Maduro incluso llegó a sugerir que Washington podría estar implicado en la enfermedad de Chávez y prometió una comisión científica para investigarla. El líder bolivariano también acusó numerosas veces a la CIA de conspirar para asesinarle y no es ningún secreto que los golpistas que intentaron destronarle en 2002 tenían el beneplácito del gobierno de George W. Bush, al que nunca perdonó.«El diablo estuvo aquí ayer», dijo en 2006, cuando subió al estrado de la ONU que Bush ocupase la víspera. «Todavía huele a azufre». Al conocerse su muerte, los blogueros conservadores no escondieron su regocijo.