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La inquietud por la corrupción se dispara hasta máximos históricos
El CIS recoge en un mes un incremento espectacular que coloca a esta lacra como el segundo problema de España después del paro
MADRID. Actualizado: GuardarLo que empezó a crecer con cuentagotas hace algo más de un año se ha convertido en un auténtico torrente. Y lo ha hecho casi de la noche a la mañana. Los españoles no parecen estar tan convencidos como Mariano Rajoy de que en España no haya una «corrupción generalizada». Ni de que decir tal cosa sea una «insidia». En apenas un mes, el porcentaje de encuestados por el CIS que citan este problema como uno de los tres más graves para el país ha pasado de un 17,7%, en el barómetro de enero, a un 40% en el de febrero, hecho público ayer.
La espectacular subida, que sitúa ya a la corrupción como el segundo asunto más preocupante para los ciudadanos después del paro, coincide con una etapa plagada de informaciones impactantes. El sondeo fue realizado entre el 4 y el 12 de febrero, es decir, una semana después de que 'El País' publicara los papeles correspondientes a la supuesta contabilidad B del PP y de su extesorero, Luis Bárcenas. Fueron también los días en los que los focos se posaron sobre la ministra de Sanidad, Ana Mato, tras nuevos informes policiales sobre el 'caso Gürtel'; en los que afloraron correos del 'caso Noós', en el que está implicado Iñaki Urdangarin; y en los que asomaron la cabeza las primeras sospechas de espionaje político en Cataluña.
El 2 de febrero Mariano Rajoy compareció por primera vez ante las cámaras, aunque sin admitir preguntas, para asegurar al comité ejecutivo del PP que todo lo relativo a pagos en negro en el seno de su formación era falso. El 10 hizo pública su declaración de renta y patrimonio como muestra de transparencia. Y nada de eso ha tenido, al parecer, demasiado impacto en la percepción que la sociedad tiene sobre la ética política e institucional. Nunca, en toda la democracia, había sido tan negativa.
La única vez que la corrupción había ocupado el segundo lugar en la lista de problemas que realiza el CIS, a partir de las respuestas espontáneas de los encuestados, fue entre finales de 1994 y 1995. Era la época de Filesa, el escándalo de financiación ilegal que afectó al PSOE; de la fuga de Luis Roldán... y de otra crisis económica. Pese a todo, la preocupación de los ciudadanos no llegó tan lejos como en esta ocasión. Se quedó en un 33,5%, en febrero, y a partir de ahí fue desapareciendo.
Peor que en los noventa
Sobre aquellas cifras, José María Aznar construyó buena parte de la campaña electoral que le llevó a la Moncloa en 1996. Equiparó socialismo a paro y corrupción. Dieciocho años después, y con un Gobierno del PP, estas dos cuestiones vuelven a estar a la cabeza de los males de España, a juicio de sus habitantes. Y es así para la mayoría, independientemente de la fuerza a la que se vote; aunque el Partido Popular pueda encontrar un mísero consuelo en el hecho de que, entre quienes le respaldaron en 2011, la preocupación por la corrupción y el fraude es ligeramente inferior a la media y se sitúa en el 37,1%.
La cosa cambia algo cuando se pregunta por el problema que personalmente más afecta a los encuestados. En ese caso, la corrupción pasa a ocupar el tercer puesto del ránking, y es superada por los problemas de índole económica. El primer lugar lo ocupa el paro.
En esta escala, como en la general, «los políticos» vuelven a salir mal parados. El 32,9% de los españoles los siguen percibiendo como problema para el país y un 11,2% dice que son un problema también para sus propias vidas. Se mantiene así una tendencia que comenzó a evidenciarse en febrero de 2010, después de más de año y medio de brutal crisis económica ahora cronificada. Así es como la sienten al menos los ciudadanos.
El barómetro de febrero indica que el 92% de los ciudadanos consideran mala o muy mala la situación económica hoy, pero lo más relevante es que el 41% cree que en un año será aún peor y el 33,6% que todo seguirá igual. Estos porcentajes descienden entre los votantes del partido gubernamental, que sin embargo, son ahora menos optimistas que hace un mes. El 28,5% cree que dentro de un año las cosas estarán peor (en enero eran el 25%) y el 32% piensa que nada cambiará. En el otro extremo, el 52% de los votantes de IU entiende que las cosas se deteriorarán aún más.