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Will Gompertz, crítico e historiador. / BBC
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Will Gompertz da las claves del arte contemporáneo

“Bilbao y el efecto Guggenheim son un ejemplo de inteligencia y eficiencia” afirma el crítico y autor de ‘Qué estás mirando’

MIGUEL LORENCI
MADRIDActualizado:

“Marcel Duchamp y Pablo Picasso son las dos grandes columnas que soportan la historia del arte moderno”. Lo dice Will Gompertz, (1965) director durante siete años de la Tate Modern, director de arte de la BBC, respetado crítico y de un puñado de medios británicos y autor de '¿Qué estás mirando?’ (Taurus). Es un esclarecedor ensayo en el que recorre lo acaecido en el mundo del arte entre 1860 y 1970 para revisar y analizar las claves del arte contemporáneo y atisbar su futuro. Fue un siglo decisivo sobre el que Gompertz pone su lupa crítica para explicarnos qué pasa hoy en el planeta del arte, sus luces y sus sombras.

Si Duchamp fue el autor de la obra más influyente, el urinario convertido en ‘Fuente’ en 1917 y firmado por R. Mutt, y al que tanto le debe Damien Hists o Ai Weiwe, Picasso es el gran genio de su siglo según Gompertz. “El que supo ir más allá y ver antes que nadie lo que lo demás no supieron ver y al que más deben todos los artistas posteriores”.

Estima Gompertz que el Guggenheim de Bilbao y su efecto “siguen siendo un brillante ejemplo de inteligencia y eficiencia”. “Es una demostración de que el arte sirve para mejorar en muchos aspectos la vida y revitalizar una ciudad e inspirar al mundo”. “Tener a Gehry y su edificio en una obra de arte conceptual en sí misma” afirma. "Transformó la manera de ver y sentir Bilbao. Ha sido inspirador y un efectivo motor no solo económico” asegura. “Hay algo muy importante. En tiempos de avaricia y capitalismo, representa la idea de que el arte, la contemplación y el pensamiento son más importantes y más bellos que el dinero. La gente prefiere ir al Guggenheim que irse de compras. Es fantástico”, dice.

Aunque la historia del arte es la del dinero, cree Gompertz que la burbuja del arte no estallará como la inmobiliaria, la financiera o la tecnológica. “Arte y dinero han sido y serán un matrimonio muy estable. Van de la mano casi desde el principio de los tiempos y seguirá siendo así”, admite. “Rubens creó la primera factoría y vendía las obras que producía masivamente en su taller a las casas reales que recorría sin descanso. Lo mismo hizo Tiziano, como Warhol o Jeff Koons siglos después. Picasso no tuvo taller, pero él mimo era un factoría”, señala.

El mercado seguirá vivo y las cotizaciones, las mejores, al alza. “En lo más alto de la economía de mercado está la ley de la oferta y la demanda. Los creadores muertos con poca producción seguían subiendo su cotización. Pero hay cientos de miles de obras que se compraron por mucho dinero que acabarán sin valor ninguno. La diferencia es que la mayoría de la gente que las ha comprado se puede permitir el lujo de perder dinero”, es su análisis.

Estima Gompertz que ahora “el mejor arte es el que está en la calle, el que queda al margen de lo establecido”, y admite que uno de los más llamativos es Banksy. Reconoce que el influjo de Duchamp es “decisivo, revolucionario y por lo general provechoso”, pero también que “en su nombre se han perpetrado los peores abusos y se han alimentado auténticos blufs y estafas flagrantes”.

La provocación de la que Duchamp es ejemplo es uno de los motores más poderosos de la creación, a juico de Gompertz ¿Tanto que todos los genios han sipo provocadores?. “Desde luego. El arte son ideas. Y el mejor arte son las mejores nuevas ideas. Lo fue con el Renacimiento, con Leonardo y su pintura a capas y Tizano y su uso del negro; lo es con Jeff Koons, que sigue haciendo trampantojos con su gigantesco perro de flores en Bilbao o sus globos de aluminio, creando ilusiones”.

Arte y crítica

Lo que duda ahora Gompertz es que el arte mantenga la plena potencia de su capacidad crítica. “Históricamente el arte reacciona a la política, a la economía, a la tecnología o a la filosofía. El problema de ahora es saber a qué reaccionar en un mundo como el actual. Lo natural sería que reaccionara ante el capitalismo, pero los artistas no pueden. La paradoja es que hoy los bancos son los mejores clientes de los artistas” apunta el crítico e historiador.

¿Hay que saber de arte para disfrutar del arte? “No necesariamente, pero cuanto más sepas más vas a disfrutar”. Quien quiera saber qué está pasando debe mirar a oriente. Si ‘El Dorado’ para la creación y el arte fueron París y Nueva York en los dos último siglos, ahora deberíamos buscarlo en Asia. “China será ‘el tema’ del siglo XXI. China miró hacia dentro en el tiempo de la revolución cultural y ahora mira hacia afuera. El dinero chino se expande por el mundo, su literatura -Mo Yan, último premio Nobel- y su arte también. La feria de Hong Kong es la más potente quizá del mundo, de modo que ya sea por su arte y su dinero la influencia china será poderosa y decisiva en lo que pase en el mudo del arte”, vaticina.

Pero Gompertz mira también hacia “Latinoamérica y África, con centros neurálgicos como México o la cuenca del Níger y sin dejar nunca de mirar a Londres”. “Seguirán pasando cosas en Londres. Es una ciudad universal en la que el londinense es una especie extinguida. Londres pertenece al mundo y eso genera muchas cosas”, concluye.

También cree que los museos cumplen una función que se mantiene a través de los siglos. “La fuente de Duchamp no hubiera sido lo que es si alguien no la hubiera puesto en un contexto. Los museos no dan ese contexto, nos dicen que lo que miramos debe ser juzgado como arte porque así lo estima el artista o el comisario. Nos dan un marco de referencia útil para el creador y los espectadores” resume. “Los creadores, con todo, tiene una posición muy privilegiada. Antes se hacían cosas en nombre de Dios y ahora lo hacen en nombre del arte. Crean el espacio para la verdadera libertad” concluye.