Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
ATLETISMO

Ruth Beitia logra oro para los 'pobres'

La cántabra ya es doble campeona de Europa de salto de altura y Kevin López consigue la medalla de plata en 800

FERNANDO MIÑANA
Actualizado:

El país tiene el monedero tan vacío que al deporte solo llegan unos céntimos. Los atletas se han quedado sin mítines en los que competir y con becas raquíticas con las que subsistir. Patricia Sarrapio, quinta en la final de triple salto al mejorar en siete centímetros su plusmarca (14,07), tiene que ir todas las mañanas a trabajar como profesora de educación infantil. A Ruth Beitia, coronada como la mejor atleta española de todos los tiempos -muy pocos creen ya en Marta Domínguez, sobre quien cae una pila de pruebas relacionadas con el dopaje-, campeona de Europa al aire libre -el pasado verano en Helsinki- y este domingo en pista cubierta, le tocó competir en Gotembugo con unas zapatillas 'tuneadas' porque su patrocinador no vio interesante renovar el contrato. A pesar de todo, la santanderina, que también trabaja (es secretaria del parlamento cántabro) dominó la final de principio a fin y logró un oro para la selección de los 'pobres'. España sale de Suecia, de este espectacular Europeo 'indoor', quinta en el medallero, con cuatro medallas -oro de Beitia y plata de Kevin López en 800, Juan Carlos Higuero e Isabel Macías en 1.500- y diez puestos de finalista, resultado casi idéntico al de hace dos años en París (cuatro medallas y once finalistas).

El presupuesto del atletismo va tan ajustado que el entrenador de la mejor atleta, Ramón Torralbo, tuvo que ver la final, como en Helsinki, desde su casa en Santander. Como los hermanos de Ruth, que suelen reunirse con sus padres (su madre, la más nerviosa, solo entra a ver los saltos de su hija) para celebrar los éxitos, ya son ocho medallas en Europeos y Mundiales, de la mejor atleta de la familia y no acostumbran a viajar. «En mi casa los siete hemos sido atletas. A veces me preguntan que por qué no vamos a ver a Ruth a los campeonatos. Pues porque es carísimo y ahora, además, estoy en el paro», explica Inma, antigua especialista en triple salto.

Beitia exhibió una madurez competitiva asombrosa. La psicóloga deportiva Toñi Martos -»mi loquera», como la llama Ruth- ha culminado un exhaustivo trabajo de años. La cántabra saltó a la primera sobre 1,87, 1,92 y 1,96. A ese punto ya no llegaron ni Tia Hellebaut, la campeona olímpica en Pekín que regresaba después de ser madre por segunda vez, ni Alessia Trost, la prodigiosa saltadora italiana de 19 años que este año ha superado los dos metros. La española se jugó el orden de las medallas con las dos anfitrionas, Emma Green, que se equivocó al pintarse las uñas con un esmalte dorado, y Ebba Jungmark, que igualó su plusmarca. La pelea cesó sobre 1,99. Beitia lo saltó a la segunda. Las suecas no pudieron. Aún le quedó serenidad para intentar un nuevo récord de España sobre 2,02. Pero eso ya hubiera sido supremo.

Si Ruth Beitia hubiera sido fiel a su idea original de retirarse el pasado verano no hubiera logrado este oro. Ahí fue fundamental, al margen de hermosas historias sobre patines, la experiencia de Torralbo. «Hubiera sido una pena que se fuera cuando mejor estaba», explica, como si fuera algo obvio, el técnico, feliz al ver «la madurez deportiva» de su alumna, que logra su quinta medalla consecutiva (un oro, tres platas y un bronce) en unos Europeos 'indoor', algo que sólo logró, aunque no seguidas, Stefka Kostadinova. Torralbo está encantado. Esta temporada han trabajado un mes menos de lo habitual y el resultado ha sido el mejor.

Aunque los años van calando en la osamenta de Ruth, quien nunca ha faltado, ni en invierno ni en verano, a una gran cita. Por eso ha necesitado la ayuda de su hermano Joaquín, quien ha convertido su apellido en Beitia, un entrenador personal que le recomendó las sesiones de 'hipolates' que da en el gimnasio Marisma de Santander. Allí practicaron la gimnasia hipopresiva, que trabaja el suelo pélvico. Joaquín aconseja a su hermana para controlar la respiración, el diafragma, diferentes posturas que ayudan a ir más recta, a tener una pelvis más fuerte.

Kevin y su piedra polaca

Kevin López, por la mañana, sumó otra medalla gracias a su segundo puesto en la final de 800 metros. El sevillano mejora el bronce logrado hace dos años en París y demuestra con una notable actuación que es el mayor espectáculo que ofrece el atletismo español actualmente. El pupilo de Paco Gil, que corrió al lado de su compañero Luis Alberto Marco, que fue sexto, intentó imponer su estilo, estirando el grupo en las rectas y conteniéndolo en las curvas, pero volvió a topar con Adam Kszczot, el más fuerte, como había anunciado, en los últimos 400 metros (52 segundos para acabar en 1:48.69). El polaco es una piedra que siempre aparece en la zapatilla del sevillano. Cuando el mediofondista de Lora del Río fue segundo en el Europeo sub-23, el ganador fue Kszczot. Cuando fue tercero en el Europeo 'indoor' de París 2011, igual. Y el domingo volvió a suceder.

Menos exitoso fue el 1.500, la prueba en la que hace dos años Manuel Olmedo se proclamó campeón. Arturo Casado, feliz en su reaparición internacional después de una larga y engorrosa lesión, finalizó quinto y David Bustos, muy torpe tácticamente, logró un decepcionante octavo puesto después de haber sido bronce continental al aire libre en Helsinki. El triunfo, muy ajustado, fue para Mekhissi, que alimentaba un día triunfal para Francia que culminó Renaud Lavillenie con el mejor salto mundial de la temporada (6,01). Aunque el saltador, que en Moscú, este verano, puede completar el pleno: oro en los dos Europeos (en pista cubierta y aire libre), los dos Mundiales y Juegos Olímpicos, se marchó entre lágrimas después de que el listón no cayera tras saltar sobre 6,07, que le hubiera colocado como el segundo mejor pertiguista de todos los tiempos, sólo por detrás del zar Bubka, pero que fue nulo al terminar el listón fuera del soporte. Lavillenie lanzó grandes fogonazos en una tarde excelsa de atletismo, como el vibrante duelo en longitud del sueco Tornéus (8,29) y el ruso Menkov (8,31). La actuación española la culminó la lorquina Úrsula Ruiz, que concluyó octava en la final de peso (17,22).