LA TRANSPARENCIA

Una de las palabras que más oiremos esta semana será 'transparencia'. Los partidos van a presentar sus propuestas en el Parlamento, mientras que Presidencia de la Junta ha organizado dos jornadas con mesas de análisis de diferentes ámbitos para intentar centrar el asunto, desde la política, las ciencias sociales y el periodismo. En puertas de que la ley andaluza inicie el camino, estos dos días quieren dar el pistoletazo de salida desde un punto de vista teórico y es de esperar que el esfuerzo resulte útil.

Hay interés en el equipo de Griñán por recibir estos 'inputs' desde fuera. No son tiempos de despreciar aportaciones ni ideas de nadie, ni es cuestión de desaprovechar ocasiones para que quienes ocupan siempre la escena, los políticos, oigan otras voces diferentes de las de sus asesores. Es más, en estos momentos conviene buscar todos los espacios posibles para que emerjan otras ideas y experiencias, para que las instituciones y los partidos salgan de sus burbujas orgánicas y se abran a la sociedad, y que esto deje de ser un lugar común en los discursos.

No obstante, si se va a abordar la transparencia ahora, al rebufo de tantos escándalos de corrupción, es porque las regulaciones ya implantadas no han resultado. Por tanto, para que este impulso regenerador resulte y no se quede en un nuevo corpus polvoriento, o en unas actas olvidadas, es la política la que se tiene que comprometer. Será preciso regular muchos extremos, desde las donaciones a los partidos a los ingresos de los altos cargos, las incompatibilidades o las cesantías, pero también habrá que hacerlo con el libre acceso a los datos oficiales, para la mayor eficacia del control de la acción de Gobierno, y habrá que pactar límites, en esta y en otras cuestiones, con el horizonte de un máximo de libertad y de responsabilidad. No es poca tarea. Habrá que ponerse a salvo de cínicos y de buenistas por igual, de lugares comunes y de intereses ocultos, pero es preciso intentarlo. Ya es inaplazable, porque la democracia no va a resistir mucho más si no hacemos algo.