Cómo sobrevivir a los valores suspendidos de cotización
Pescanova se suma a la lista de valores en coma profundo. Sepa qué medidas puede tomar para salir de ellos
MADRID.Actualizado:La crisis está dejando nuestro mercado con un creciente número de valores en la unidad de cuidados intensivos. El médico, la CNMV, ha prescrito a nueve enfermos del Mercado Continuo un reposo absoluto indefinido. El problema es que la baja de algunos se está extendiendo demasiado en el tiempo y cada vez hay más accionistas atrapados en títulos en un coma profundo sin un final definido.
Hablamos de valores suspendidos de cotización. Pescanova ha sido la novena compañía en sumarse a la lista de convalecientes en España y ha vuelto a poner de actualidad el drama de unos inversores que no encuentran la manera de recuperar su dinero. Hay quien está dispuesto a regalar sus acciones con tal de salir de un valor que sólo le acarrea pérdidas debido a las comisiones de custodia del intermediario. «Las quejas de inversores atrapados son muy frecuentes y crean un continuo malestar. Con las suspensiones se pierde la liquidez», explica Carlos Fernández, el protector del inversor de la Bolsa de Madrid.
¿Por qué la CNMV suspende un valor de cotización? Fuentes del regulador aseguran que es una medida de último recurso para proteger al inversor y evitar situaciones de información asimétrica. Casi todas las suspensiones duraderas se producen sobre compañías que atraviesan un concurso de acreedores, en los que ciertos actores pueden contar con más datos que los públicos.
Son compañías en pleno proceso de transformación. Por ello, la CNMV no levantará la suspensión hasta que no presenten la información suficiente sobre su nueva situación: resultados, plan de viabilidad... Resulta muy descriptivo que cinco de estas ocho compañías estén relacionadas con el sector inmobiliario.
¿Cómo vender?
Hay alternativas. «La suspensión de la CNMV no significa que el inversor no pueda comprar o vender los títulos, sino que las operaciones tienen que hacerse fuera de mercado, a través de una búsqueda directa de contraparte», explica Fernando Zunzunegui, abogado especializado en derecho bancario y profesor de la Universidad Carlos III.
La primera dificultad radica en encontrar un comprador dispuesto a adquirir unas acciones que no cotizan. Los expertos aconsejan acudir a la entidad intermediaria en la que están depositados los títulos y solicitar la búsqueda de un comprador. En algunos casos, el propio bróker podría comprar las acciones.
Ahora bien, la segunda dificultad llega a la hora de acordar el valor de unos títulos que no dan precio en el mercado. «Lo habitual es que la operación se haga con descuento respecto al último cambio registrado. Pero puede haber problemas en valores cuya última cotización haya sido hace mucho tiempo», asegura Zunzunegui.
Por ejemplo, los expertos consultados esperan una fuerte caída en los títulos de Martinsa Fadesa. Es la compañía que más tiempo lleva suspendida de cotización y dio un último cambio en 7,30 euros el 14 de julio de 2008. Sus homólogas cotizan por debajo de un euro. «Su cotización en el momento de la suspensión poco o nada puede tener que ver con su valoración actual, tal y como está el mercado inmobiliario», afirma Fernández. Fuentes de Martinsa Fadesa aseguran que la compañía ya ha intercambiado documentos con la CNMV para iniciar los trámites de vuelta al mercado, pero aún no hay una fecha de vuelta prevista.
Ahorrar costes
Por ello, ante la dificultad de acordar un precio con un comprador, hay quien aconseja buscar una consultora que valore las acciones. Sin embargo, esto conllevaría un sobrecoste, que podría ser innecesario para un accionista minoritario. Zunzunegui recuerda también que ya no es necesario contratar un notario para que haga efectivo el cambio de titularidad de unas acciones entre dos particulares. Una práctica que, en ocasiones, se sigue haciendo, pero que con la ley actual resulta innecesaria.
Además, el inversor también podría ahorrarse la comisión que su intermediario le cobraría por buscar una contraparte para sus títulos. Bastaría con buscar un comprador por su propia cuenta; alcanzar un acuerdo de compraventa para realizar el cambio de titularidad y comunicarlo al banco que lleva su cuenta de valores. Si no tiene más acciones en ella, lo mejor es cerrarla.