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ESPAÑA

Mas interpreta la decisión como una negativa a negociar

A. T.
MADRID.Actualizado:

Por mucho que Mariano Rajoy abogue por que el recurso ante el Constitucional no envenene las relaciones de su Gobierno con la Generalitat parece que no va a conseguirlo.

El presidente catalán, antes incluso de saber que el Consejo de Ministros daba la orden para impugnar la declaración de soberanía, aseguró que si este hecho -«fuera de lugar»- se producía sería la demostración de que el Ejecutivo central no tiene intención alguna de negociar con el suyo una salida a las fuertes tensiones territoriales.

El enquistamiento del desencuentro se produce cuando el líder de CiU y sus socios de ERC se habían dado seis meses para comprobar si era posible llegar a un acuerdo con Rajoy para que la consulta soberanista que pretenden realizar en 2014 fuese pactada, al estilo de lo ocurrido en Reino Unido con Escocia.

Nadie se atreve por el momento a asegurar si la escalada puede terminar con la suspensión del encuentro pendiente entre ambos presidentes en la Moncloa, pero Mas sí parece tener claro, en todo caso, que la cita va a acabar como la que mantuvieron idénticos protagonistas en septiembre pasado: en un fracaso absoluto. «El Estado dice que quiere negociar», indicó desde Gales el presidente de la Generalitat, pero «la vía de los hechos demuestra que no es cierto», añadió.

Mucho más dura fue Nuria de Gispert, la presidenta del Parlamento catalán, que definió la impugnación de la declaración de la cámara de «lamentable», «insólita» y «inaudita». Destacó que el Gobierno central «actúa contra la voluntad mayoritaria expresada democráticamente por el pueblo catalán».

ERC descalificó también el talante democrático de Rajoy, ya que ve «una gran ofensiva institucional» contra Cataluña, mientras el PSC, que no apoyó la resolución, ironizó con que «lo que mal empieza, mal acaba».