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«Estoy viva por cinco segundos»

Una vecina de 62 años de Villalonga salva la vida de milagro tras caer un rayo en su vivienda que destrozó dos tabiques y los muebles

ÓSCAR DE LA DUEÑA
VILLALONGAActualizado:

Un intervalo de cinco segundos fue clave para que Amparo Palmer salvara ayer su vida tras caer un rayo en su casa que destrozó todo lo que halló a su paso. Esta vecina de Villalonga vio como, tras abandonar su buhardilla y bajar unas escaleras, una tremenda descarga eléctrica se apoderaba de la parte alta de su vivienda. Estaba viva de milagro.

Amparo, de 62 años, estaba pasando la mañana de lluvia como cualquier ama de casa. Pero veía como, además de la lluvia, el granizo empezaba a adueñarse de las calles y los tejados, al tiempo que una tormenta acompañada de fuerte aparato eléctrico azotaba la localidad.

La mujer vive junto a su marido en una urbanización de montaña de Villalonga alejada unos 900 metros del casco urbano. Al ver el granizo, y que la estampa de los parajes cercanos cambiaba de verde a blanca, decidió subir a la buhardilla para tomar algunas fotos de las montañas cercanas y enviárselas a parientes que residen en otras localidades. Hasta ahí todo bien: «Desde las cuatro ventanas de la planta alta hice fotos».

Pero al abandonar esta estancia y bajar los peldaños que le permitieron llegar al piso inferior vino lo peor: «Oí un estallido muy fuerte, parecía una bomba». Un rayo cayó sobre la antena de la casa y penetró en la buhardilla arrasando con todo lo que encontró. Pasaban sólo unos minutos de las 10.20 de la mañana.

La fuerza eléctrica derrumbó al instante dos tabiques de la buhardilla. La violencia del rayo también destrozó un armario empotrado e hizo añicos los muebles y algunos aparatos eléctricos que había en el cuarto, como televisores y un ordenador.

El rayo fulminó en un instante todos los conductos eléctricos de la casa, el contador y el sistema de teléfono: «La casa se llenó de humo negro, no sabía qué hacer». Pero Amparo, según los agentes de la Policía Local, reaccionó bien y salió al patio para no respirar el aire tóxico y airear la casa. «Yo veía los rayos y pensaba que en casa estaba segura, pero no fue así», dijo la afectada.

Tras esta experiencia, lo único que se le pasaba por la cabeza a Amparo, tal y como ella misma relató, fue «la suerte» de haber abandonado la buhardilla: «Si me hubiera quedado para tomar algunas fotos más, el rayo habría acabado conmigo».

«He salvado mi vida por tan sólo cinco segundos, los que he tardado en bajar unas escaleras», aseveró Amparo. La mujer también notó tras la explosión cómo los cristales de los ventanales y de los aparatos electrónicos pasaban a su alrededor, aunque afortunadamente no resultó herida.

Amparo y su marido, que se encontraba en una planta inferior, salieron poco después a la calle. Pese a ser una urbanización de montaña, pronto acudieron algunos vecinos y avisaron a los agentes de la Policía de Villalonga, quienes dieron parte a los técnicos municipales y al cuerpo de bomberos para que acudieran a la vivienda. También se trasladaron al lugar efectivos sanitarios, que trataron a los afectados por crisis de ansiedad.

Pese a la virulencia del relámpago, los técnicos del Ayuntamiento de Villalonga aseguraron que la estructura de la casa no corría peligro, aunque Amparo y su marido desconocían ayer dónde pasarían la noche, si en su hogar o tendrían que desplazarse a casa de algunos familiares.