ESPAÑA

Chacón tendrá que asumir la consulta para contar con el respaldo del PSC

El PSOE y su socio catalán coinciden en que están condenados a entenderse y a renovar su pacto si aspiran a volver a gobernar

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La crisis abierta entre las direcciones del PSOE y el PSC puede acabar teniendo como una de las principales perjudicadas a alguien que no está ni en una ni en otra ejecutiva, a la exministra de Defensa Carme Chacón.

Su postura del martes ante la resolución de CiU que pedía la apertura de negociaciones con el Gobierno central para pactar una consulta legal de autodeterminación en Cataluña ha enfadado al equipo de Alfredo Pérez Rubalcaba, quien hace un año le ganó por la mínima la secretaría general del partido, pero todavía más a Pere Navarro y la cúpula de los socialistas catalanes, el partido al que está afiliada y por el que llegó al Congreso como número 1 de la lista de Barcelona.

Chacón, que como los otros 13 diputados del PSC rompió la disciplina de voto del grupo en el Congreso y fue multada por ello con 600 euros, ni apoyó el 'no' que reclamaba el PSOE ni dio el 'sí' que decidieron los parlamentarios catalanes. Decidió desmarcarse y no votar. Eso sí, dejando claro que ignoraba las órdenes del PSC porque no estaba dispuesta a hacer el juego a los partidos que han apostado por separar a Cataluña de España.

La reprimenda del grupo socialista parece agotada con la multa, pero el precio que le va a pasar el PSC por el desaire aún está por ver.

Con independencia de que le puede costar otra sanción monetaria, Navarro advirtió ayer a la exministra, en declaraciones a Efe, que si aspira a volver a ser candidata en alguna elección por estas siglas tendrá que aceptar el ejercicio del derecho a decidir y la celebración de una consulta de autoderminación en Cataluña pactada con el Gobierno central. «Es evidente que el candidato que debamos elegir cuando toque tiene que aceptar y defender el programa electoral del PSC», aseguró el primer secretario, para remarcar que eso incluye el derecho a decidir.

Consecuencias futuras

Navarro no fue más explícito, pero de sus palabras parece deducirse que el aviso a Chacón no se reduce solo a su presencia o no en una lista electoral. Más bien insinúa que de lo que habla es de la confianza como candidato, lo que incluiría el respaldo o no del PSC a la exministra en otras de sus posibles aspiraciones como pueden ser la secretaría general del PSOE -puesto para el que ya le apoyó en el congreso de Sevilla de hace un año- o la competición en unas primarias internas por ser el próximo cartel del partido para la reconquista de la Moncloa. De hecho, la exigencia debería servir también para cualquier otro candidato que busque contar con el apoyo de los socialistas catalanes, pero este respaldo interno puede que no sea tan trascendental para otros aspirantes como para Chacón.

La decepción de la cúpula de los socialista catalanes con la postura de Chacón, uno de sus referentes en los últimos años, es grande. Navarro no se atrevió a pedirle el martes que renunciase al escaño en el Congreso, cuando la propia exministra lo puso a disposición del PSC por su desmarque, pero sí que trasladó a la exministra que no se trataba de una confirmación en el puesto sino de que era ella misma quien debía decidir si dimitir o no a la vista de si podía o no asumir los compromisos electorales del partido.

La diputada por Barcelona, pese a todo, dijo que las presiones no van a cambiar su actual postura, porque «nunca en la vida se me pasará por la cabeza presentarme a unas elecciones con un programa electoral en el que no crea».

Mientras Navarro y Chacón ajustaban cuentas, las direcciones del PSOE y del PSC trataban de serenar los ánimos de su militancia y se comprometían a ponerse ya manos a la obra para rediseñar el protocolo de entendimiento entre ambas formaciones, que data de hace 35 años, cuando sellaron su sociedad, y evitar así que la tensión política que les ha puesto al borde del cisma se repita en el futuro.

Hay buenos deseos y un intento de que las duras sanciones impuestas el miércoles por Rubalcaba a los 14 diputados díscolos y la dimisión de José Zaragoza permitan pasar página, pero está por ver. Entre otras cosas, porque los dirigentes socialistas aspiran a que el PSC deje de tomar decisiones que hagan el juego a la estrategia soberanista de CiU y ERC y los socialistas catalanes, por su parte, insisten en que se les debe permitir tener voto autónomo en las Cortes Generales para asuntos de agenda catalana.

En lo que coinciden las dos partes es en que están condenadas a entenderse si quieren que el PSC tenga alguna oportunidad de volver a gobernar la Generalitat y si el PSOE aspira a ocupar de nuevo la Moncloa. Están convencidos que una escisión obstruiría la alternativa.