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Caixabank recortará 3.000 empleos, el segundo mayor ajuste del sector
Los sindicatos recuerdan que el presidente Fainé se comprometió con la voluntariedad de las salidas de la entidad
BARCELONA. Actualizado: GuardarCaixaBank anunció ayer a los sindicatos que se propone reducir plantilla en unos 3.000 empleados, cifra que representa en torno al 9% de un total que, a 31 de diciembre pasado, arrojaba la cifra de 32.625 trabajadores. El recorte se producirá tras «analizar todas las fórmulas posibles y acordar las mejores medidas para ajustar su plantilla», según anunció la entidad en un comunicado.
La reducción supone, en valores absolutos, el segundo mayor ajuste laboral del sector, después del acordado en Bankia. La entidad que ahora preside José Ignacio Goirigolzarri alcanzó el entendimiento con el comité de empresa para llevar a cabo 4.500 salidas, con unas condiciones sensiblemente mejoradas desde la oferta de partida y bajo el principio de que en las fórmulas adoptadas -prejubilaciones, bajas incentivadas- ha de primar la voluntariedad.
Pero Bankia es una entidad rescatada, mientras que CaixaBank ha acabado por ejercer el papel de rescatadora. Por eso la representación de los trabajadores de la institución con sede en Barcelona recuerda que los planteamientos laborales no pueden ser ni mucho menos los mismos que en las cajas nacionalizadas. También invoca los términos en los que se manifestó el presidente de CaixaBank, Isidro Fainé, en una fecha tan cercana como la presentación de resultados del ejercicio 2012. En la conferencia de prensa apostó por la negociación y se refirió a unos modos de proceder que hasta ahora habían marcado la pauta: «Nadie que se haya ido de La Caixa ha quedado descontento», declaró.
La historia reciente de la entidad es distinta a la de otras cajas de ahorro. Pionera en convertirse en sociedad cotizada, y sin problemas de solvencia, se resistió fieramente a participar en la consolidación del sector en sus primeras etapas. Pero el vendaval de la reconversión llevó a CaixaBank a incorporar primero sin traumas a la pequeña Caixa Girona.
De mejor o peor talante tuvo que abordar después una empresa de mayor envergadura, como la integración por absorción de Banca Cívica.
Fusión abortada
No hay dos sin tres, y la entidad se adjudicó finalmente Banco de Valencia. Antes, hubo momentos en que se barajó la fusión entre Bankia y CaixaBank. Está por ver si fue una resistencia política la que abortó el planteamiento. Lo cierto es que hoy nadie se atreve a evaluar el resultado que hubiera obtenido una operación de ese calado. La consolidación ha alzado a CaixaBank al liderazgo en el negocio bancario en España, pero también le ha pasado factura. Su coeficiente de eficiencia, que era positivo para una entidad con cultura de caja de ahorros, se ha resentido. Fainé también anticipó en la presentación de resultados. No tiene sentido, dijo entonces, la duplicación de sucursales en los mismos enclaves, ni la continuidad de varios servicios centrales que hacen prácticamente lo mismo.
En una coyuntura especialmente dura para el sector, con elevados costes de financiación, y un negocio doméstico severamente lastrado por la recesión, recuperar los márgenes se ha convertido en una prioridad. Por eso CaixaBank justifica el recorte del empleo en la necesidad de «adaptarse al entorno actual» además de «mejorar la eficiencia de los recursos».
Se abre ahora un plazo que puede prolongarse hasta finales del mes de abril, para alcanzar un acuerdo con la representación de los trabajadores. Una primera estimación sindical cifra en 2.000 el número de prejubilaciones que, entre empleados de 55 a 58 años, podrían llevarse a cabo en CaixaBank.
En el proceso de reestructuración también incidirá el reparto territorial del número de oficinas. A cierre de 2012 las sucursales del grupo ascendían a 6.342, lo que supone 1.685 oficinas más respecto a las 5.196 que abrían sus puertas un año antes. Se impone ahora un examen de las duplicidades.