Sociedad

El cónclave más largo de la historia se prolongó tres años

Sucedió en el siglo XIII y para acelerar la decisión los cardenales fueron encerrados en la sala de deliberaciones y les racionaron los alimentos

MADRID. Actualizado: Guardar
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Cuando los 117 cardenales se reúnan en las próximas semanas para elegir al sucesor de Benedicto XVI nadie duda de que las deliberaciones serán rápidas. De hecho desde comienzos del siglo XX ningún cónclave ha durado más de cuatro días. Sin embargo, no siempre fue así. Hubo un tiempo en el que los fieles debieron esperar meses e incluso años para que el Espíritu Santo tuviera a bien indicar a los purpurados el nombre del Papa. El cónclave que eligió a Gregorio X posee el récord de duración: 34 meses, casi tres años. La silla de Pedro quedó tanto tiempo vacía que se tomaron medidas tan drásticas como el encierro de los cardenales en la sala de deliberaciones o el racionamiento de los alimentos de los purpurados. Tanto se prolongó el cónclave que durante el proceso perecieron tres de los cardenales.

En noviembre de 1268 el Papa Clemente IV falleció en la ciudad de Viterbo (Italia). En ese momento comenzó la 'sede vacante' de la Iglesia Católica más prolongada de sus 2.000 años. Los 19 cardenales se reunieron en cónclave en la catedral de Viterbo. Sin embargo, en el siglo XIII los cardenales no estaban incomunicados con el exterior durante el proceso de elección. Los cardenales estaban divididos en dos grandes facciones. Por un lado los partidarios del Rey de Nápoles y Sicilia, Carlos de Anjou, que representaba los intereses de Francia, y por otro lado el grupo de cardenales italianos. Casi un año después, la impaciencia ya hacía mella en los fieles.

Para acelerar el proceso, los cardenales fueron recluidos en el Palacio Papal de Viterbo, donde permanecieron incomunicados. Además, los magistrados de la ciudad decidieron aumentar la presión sobre los cardenales y racionaron los alimentos. En septiembre de 1271 se obligó a los purpurados a designar un reducido comité formado solo por seis de los electores para designar un candidato de consenso. Finalmente Gregorio X fue el Pontífice elegido.